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Las historias sobre el alcohol son diversas. Sobre ellas, se ha revisado su arista médica,económica, cultural y política (Holt, 2006; Tomsen, 1990). Aun así, predominan laslecturas que conciben, desde el comienzo, al consumo de alcohol como un problemasocial, fundamentalmente de la salud y del orden público. Amén de las evidentesmanifestaciones problemáticas del consumo excesivo o inmoderado de bebidasalcohólicas en las sociedades modernas y contemporáneas, estas lecturas tambiéncontienen una carga proveniente de un metarrelato historiográfico.A partir de estos estudios y avances indispensables, que identifican las aristas sanitarias, de violencia interpersonal, política o económica (Fernández Labbé, 2008) elpresente análisis sociocultural indaga en otras formas de consumo, y en cómo estasse vincularon con las formas problemáticas en discursos sociales diversos. La pertinencia de la propuesta parte de la advertencia antropológica sobre cómo los sentidossociales de las prácticas no pueden aprehenderse, con miras a un análisis social, si selos descontextualiza de su marcos sociales y culturales de referencia (Room, 2001).En esta clave, historizar los diversos usos del alcohol, la identificación de procesos de alcoholización, a diferencia del fenómeno del alcoholismo y otros usos desmesurados, permite considerar la normalidad de la ingesta y no solo su dimensión conflictiva (Menéndez, 2020). El fin de dicho ejercicio analítico es el de objetivar posibles sesgos actuantessobre la delimitación del objeto de estudio.

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