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Sobre la base de la noción de espacio de la racionalidad, esbozada para explicar la permeabilidad de los lugares ante el orden global, el propósito de este trabajo consiste en dar cuenta de las principales implicancias sociales, productivas y ambientales de la expansión del cultivo de soja transgénica en nuestro país durante los últimos diez años. Los conceptos de psicoesfera y tecnoesfera constituyen, en ese sentido, los pilares analíticos de ese ensayo. Mientras que la psicoesfera nos mostrará los mecanismos ideológicos mediante los cuales el llamado discurso de la modernización inevitable es introyectado en el imaginario social, pretendiendo confundir la llegada de esa nueva trama de objetos y acciones con el progreso nacional y el desarrollo regional, la tecnoesfera elucidará con nitidez y crudeza las implicancias concretas más inicuas acarreadas por el binomio soja transgénica-siembra directa. Desempleo, monocultivo, deforestación, contaminación ambiental, crisis alimentaria y sanitaria, desempleo rural y desaparición de actividades tradicionales son, pues, el saldo dejado por una modernización agrícola y una globalización biotecnológica comandadas por laboratorios y compañías semilleras extranjeras. Como el mercado mundial se convierte en una referencia inexcusable para los lugares sometidos al imperio de ese cultivo transgénico, aún cuando éste los condene al desastre económico, social y ambiental, una de las principales conclusiones a extraer de este artículo es que la acelerada difusión de la soja genera nuevas formas de fragmentación y alienación, entablando una contradicción estructural entre psicoesfera y tecnoesfera en espacios que, si bien son racionales para el orden global y los intereses hegemónicos, con frecuencia se tornan irracionales para las propias poblaciones locales.

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