Vencedores vencidos. Los relatos de los represores y las deudas de la memoria militante

VERA CARNOVALE

Lesa Humanidad. Argentina y Sudáfrica: reflexiones después del Mal

Katz

Lugar: Buenos Aires; Año: 2014; p. 75 - 97

De los varios relatos que sobre los años setenta han surgido y circulado por el espacio público hay uno que, subterráneo en sus orígenes, parece haber logrado imponerse por sobre los demás, alcanzando, fundamentalmente en la última década, la estatura de una suerte de memoria oficial. Este relato, emanado del seno del movimiento de los derechos humanos, es, sin lugar a dudas, portador de fundamentos y valores indispensables para la reconstrucción ética y política de una comunidad que atravesó la experiencia del gran crimen. Pero es también celoso guardián de lo que puede ser dicho y lo que debe ser callado; es, en definitiva, un gran deudor de la historia. Lo es en lo que en él hay de olvidos, de desplazamientos semánticos, de silencios. Lo es en su pereza crítica que, refugiándose en su legitimidad indiscutible y en las fibras sensibles de la causa que representa, ha preferido la iconografía emotiva y sacralizada a las interpelaciones que sabe debiera afrontar para dar cuenta de la complejidad y las condiciones de posibilidad de la tragedia vivida. Esas interpelaciones remiten a la dimensión de las responsabilidades colectivas en la instalación y funcionamiento del aparato terrorista estatal incluyendo a las del conglomerado de la revolución, allí donde sus propias concepciones y prácticas participaron del entramado trágico que selló su suerte. Paradójica, aunque no insólitamente, algunas de aquellas interpelaciones asoman, más o menos empañadas, desde las condenadas voces de los represores. Dicho en otras palabras, para infortunio de las buenas conciencias, debe admitirse que hay una dimensión de verdad que emana de boca de quienes diseñaron e implementaron el plan criminal. Y esa dimensión de verdad recorre tópicos que hacen a la inteligibilidad del drama vivido, a los problemas históricos y políticos que afrontan los balances de la militancia setentista y a los desafíos del Estado en materia Memoria. Esos tópicos giran en torno a la figura de la guerra; a la de la responsabilidad (y por qué no complicidad) que le cupo al peronismo en el poder en el desencadenamiento de la masacre; y, finalmente, a las muertes provocadas por las organizaciones revolucionarias, muertes que parecen no encontrar lugar alguno en los relatos militantes. A los fines de echar algo de luz sobre este conjunto de problemas, presentaré un somero recorrido por los relatos públicos de los represores para luego confrontarlos con las memorias militantes y la tensión, no sólo latente, entre Humanismo y Revolución