INVESTIGADORES
CANEVARO Santiago
congresos y reuniones científicas
Título:
Brujería, acusaciones y traición en el servicio doméstico: Empleadas domésticas y empleadores en Buenos Aires
Autor/es:
CANEVARO, SANTIAGO
Lugar:
Río de Janeiro
Reunión:
Seminario; Núcleo de investigaciones em Cultura y Economía; 2010
Institución organizadora:
Museo Nacional, UNiversidad Federal de Rio de Janeiro
Resumen:
La realización de demandas judiciales ante los empleadores constituye una de las maneras que encuentran las empleadas domésticas para buscar una solución a lo que consideran como una situación injusta. A pesar de que esta práctica ha ido aumentando de manera considerable en los últimos quince años, a partir del trabajo de campo realizado no he podido encontrar ninguna empleada doméstica que manifestara haber realizado algún reclamo judicial así como tampoco ninguna que mencionara conocer a alguna persona que haya realizado esta acción. Por el lado de los empleadores, en cambio, ser demandados judicialmente constituye parte del universo de temores cotidianos al cual refieren constantemente. La misma lógica se reproduce en relación a la cuestión de los hurtos . Si por un lado, los empleadores hablan cotidianamente de este tema en las entrevistas y realizan constantes referencias configurando una taxonomía y un “régimen de valor” de las cosas hurtadas, para las empleadas domésticas constituye un tema al que no refieren si no es por un pedido explícito del investigador.[1]  Sin embargo, veremos como para las empleadas los hurtos se muestran implicados en el tránsito de objetos de la casa de los empleadores para el hogar de las primeras. Sin embargo, a partir de la lectura de los expedientes judiciales y de la realización de entrevistas, pudimos encontrar un razonamiento que nos permite vincular ambas cuestiones. La realización de un reclamo judicial por parte de la empleada doméstica es leído por los empleadores en términos de brujería en tanto se constituye en un intento de negación y superación, postulando en su reemplazo un mundo completamente determinado. Parafraseando a Evans Pritchard (1927) cuando se refiere al derrumbe del granero y la muerte de un hombre, podríamos decir que la realización de un reclamo judicial ofrece una explicación que hace inteligible un fenómeno infausto y azaroso más allá de las causas naturales reconocidas, al mismo tiempo que se constituye un sistema moral que inscribe el fenómeno como una expresión del ejercicio del mal. De allí que la actuación de la demanda judicial funcione como un hecho que identifique al responsable a partir de la realización de una lectura retrospectiva de los hechos transformando las sospechas en datos manifiestos. A partir de la demostración de la importancia que reviste el juicio como “acto desviado” (Becker, 1963) para los empleadores en el sistema de acusaciones dentro del espacio que comparten ambos agentes, el interés del trabajo estará puesto en reparar en el “lenguaje moral” que surge de los expedientes judiciales que las empleadas domésticas presentan como demandas ante el Tribunal del Servicio Doméstico. Reparando en los tipos de narrativas que utilizan los abogados de los empleadores para responder a las demandas, las mismas serán comprendidas como acusaciones morales que, pretendiendo deslegitimar el reclamo legal, muestran la relevancia que la lógica personal del universo moral del hogar tiene aún en los espacios institucionalizados y públicos como un juicio laboral. Pero como asimismo existen empleadas domésticas que realizan reclamos judiciales, intentaremos exhibir la importancia de la “coerción moral” que actúa al inhibir la realización de un reclamo judicial (Sygaud, 1996). En tal sentido, haremos una reconstrucción de las tensiones y conflictos que se generan en distintos momentos, revelando cómo funcionan los delicados equilibrios entre las deudas morales y las deudas jurídicas, donde se ponen en juego sus límites y las posibilidades de ruptura. [1] Si por un lado, ninguna empleada ha admitido haber hurtado, lo más significativo es que ninguna empleada entrevista haya admitido siquiera conocer algún caso de hurto o de alguna persona conocida acusada de haberlo hecho. En las pocas ocasiones que el tema pudo ser tratado se trató de casos en donde la autora del hurto es alguien siempre muy distante, si no es desconocida, de manera que ninguna sospecha pueda recaer sobre quien relata la historia y su red de amistades.