Nociones de orden, limpieza y cuidado. Notas sobre fronteras culturales en la configuración del trabajo doméstico en la Ciudad de Buenos Aires.

SANTIAGO CANEVARO

Rio de Janeiro, Brasil.

Congreso; Congress of the Latin American Studies Association (LASA); 2009

University of Pittsburgh

Este artículo analiza la gestión, la negociación y las disputas que se generan entre empleadoras  y empleadas cuando se ponen en juego ciertos saberes domésticos dentro del hogar de las primeras. Éstos saberes serán entendidos como “maneras de hacer” (De Certeau, 1996) las tareas domésticas de limpieza y de cuidado de los niños/as. Tales desacuerdos en torno a la organización de lo doméstico entre empleadoras y empleadas componen algunos de los elementos significativos en la determinación de fronteras culturales entre estos grupos y en la constitución de diferentes universos simbólicos en las sociedades complejas. En tal sentido, consideramos importante reconocer siguiendo a Jurema Brites (2001), que las distancias sociales entre clases sociales en Argentina no deben ser solamente visualizadas a través del estudio de los contrastes en relación a los consumos materiales de cada una, sino que también pueden ser las dinámicas culturales aquello que le otorga a los grupos sociales alejamientos significativos. De allí que la realidad para cada grupo se represente por vivencias distintas que imponen particularidades en término de las prácticas y saberes en relación, por ejemplo, a la organización familiar, las concepciones políticas y religiosas, la concepción sobre la salud, el cuidado, el dolor, la limpieza, la infancia, etc. En este sentido, encontramos que el espacio de interacción como setting privilegiado lo constituye el hogar de la empleadora y será allí donde se produzcan los cruces e interacciones en términos dinámicos de códigos y lógicas culturales. Sin embargo, los objetivos de ambos son distintos ya que por un lado, las empleadoras tienen como objetivo principal poder lograr que el trabajo sea realizado de manera similar a cómo lo hacen ellas mismas y en ese camino, movilizan capacidades y estrategias que utilizan con esta finalidad; mientras que por el otro, las empleadas domésticas tienen que obedecer las ordenes de las empleadoras, aunque siempre actuando desde sus propios saberes y conocimientos sobre “cómo” hacer las tareas domésticas y de cuidado de niños. Retomando a Brites, nuestro foco de interés no estará puesto en dar visibilidad a la empleada doméstica desde el juego de interacciones en el contexto de la sociedad de Buenos Aires, como producto del disciplinamiento llevado a cabo por los empleadores, ni como un agente de contaminación que ingresa a los espacios burgueses higienizados. Antes bien, nuestra propuesta es poder mostrar cómo, desde la interacción y convivencia cotidianas, las empleadas domésticas construyen, intercambian y remodelan saberes domésticos con sus empleadoras, en un ambiente donde la complicidad, la ambivalencia y el antagonismo se ensamblan constantemente (2001: 58).