INVESTIGADORES
GIL Sandra Viviana
congresos y reuniones científicas
Título:
El Foro Europeo para la Integración y el gobierno de lo social. La integración de inmigrantes en el marco de la Unión Europea
Autor/es:
GARCIA, NAYRA; ARRIBAS, ALBERTO; SEBASTTIANI, LUCA; ÁLVAREZ, AURORA; GIL ARAUJO, SANDRA
Lugar:
Bilbao
Reunión:
Congreso; VII Congreso Migraciones Internacionales en España; 2012
Institución organizadora:
Universidad del País Vasco
Resumen:
En esta ponencia queremos analizar el concepto ?integración? utilizado por la Unión Europea a través de sus documentos más relevantes, desde el Consejo Europeo de Tampere (1999) hasta la actualidad. Nos centramos fundamentalmente en la articulación entre las nociones de integración y participación, que aparecen fuertemente vinculadas en los documentos institucionales; y contrastamos estos planteamientos a partir de un dispositivo concreto, el Foro Europeo para la Integración, plataforma de diálogo creada por la Comisión Europea, con el objetivo de señalar posibles divergencias entre el concepto de integración-participación enunciado por la UE y su puesta en práctica en el Foro. Si bien la integración de los y las inmigrantes es un eje cada vez más relevante dentro de las políticas comunitarias, su génesis a mediados de los años setenta remite a los diferentes contextos estatales. Es en ese período cuando, ante el cierre de fronteras impulsado por los gobiernos de los países europeos con tradición inmigratoria más antigua, se empieza a conceptualizar la presencia migrante como un problema y se desarrollan políticas públicas específicas orientadas a promover su ?integración? en el contexto de recepción. Más de treinta años después, la implementación de las políticas en materia de integración no es homogénea en el territorio de la UE, y éstas siguen siendo una competencia estatal , manteniendo cada estado-nación sus propias características derivadas de sus procesos de construcción nacional, su historia imperial/colonial, y sus culturas políticas y tradiciones jurídicas. Sin embargo, desde los años ochenta, a pesar de las variaciones estatales mencionadas, la mayoría de las prácticas dirigidas a gobernar la presencia de población inmigrante se desarrollan bajo la rúbrica de la integración, un término vago que engloba desde las posiciones asimilacionistas hasta las abiertamente multiculturales (Favell, 2001). En su análisis sobre las políticas de integración en Reino Unido, Francia, Países Bajos y Estado español, Gil Araujo (2011a) destaca la importancia de las particularidades históricas de cada estado-nación en la gestión de la diversidad; sin embargo, concluye que, más allá de esas particularidades, las categorizaciones, los lenguajes y las problematizaciones relacionadas con la inmigración son muy similares: en los cuatro países la inmigración es concebida como una amenaza para el orden social y para la identidad nacional; se utiliza el término integración para denominar a las relaciones entre sociedades europeas y las no europeas (población inmigrante); y se comparte el planteamiento de que, a través de la intervención de las administraciones en materia de integración de inmigrantes, se podrá alcanzar una sociedad nacional unitaria y homogénea. En este análisis, nuestro punto de partida teórico es la noción foucaultiana de gobierno, referida a la conducción de la conducta de los otros y de uno mismo (Foucault, 2006) resaltando la conexión entre las relaciones de poder y los procesos de subjetivación. Dean (1999) define el gobierno como cualquier actividad más o menos calculada, emprendida por una pluralidad de autoridades y agencias, empleando una variedad de técnicas y formas de conocimiento que involucran formas particulares de verdad, que buscan moldear la conducta humana, trabajando a través de los deseos, aspiraciones, intereses y creencias. Gobernar es más que un simple ejercicio de autoridad, supone la libertad de los gobernados e implica considerar que es posible reformarlos y ?mejorarlos?. En este marco, el liberalismo, el welfarismo y el neoliberalismo no son entendidos como doctrinas políticas, sino como programas de gobierno surgidos en contextos históricos y geográficos determinados, siendo necesario por lo tanto entender las racionalidades políticas subyacentes a dichos programas (Dean, 1999; Rose, 1999).