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Instauradas las instituciones democráticas, hacia fines de 1983, los empleados estatales emprendieron un proceso creciente de presión sobre el gobierno radical de Raúl Alfonsín, al igual que el grueso de los trabajadores organizados. Sus reclamos básicos eran: la obtención del instituto de la negociación colectiva para el sector y el aumento de sus salarios, que padecían los efectos de la inflación y de la crisis fiscal del estado. El gobierno peronista de Carlos Menem, que lo sucedió a mediados de 1989, promovió una serie de transformaciones estructurales que incluyó reformas en la burocracia pública. Los sindicatos del sector reaccionaron de diferentes formas ante ese reto. La protesta fue una de ellas. Y sobre ese tipo de respuesta sindical se ocupa este trabajo. Coloca su atención en los empleados estatales, particularmente, en quienes forman parte de la administración pública nacional. El análisis se concentra en las protestas realizadas durante la década de 1990 por sus principales sindicatos: la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) y la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN). A través de sus reclamos, se pone en perspectiva el modo en que ambos respondieron a esa iniciativa de cambio. Primero, se presenta brevemente al sector de los trabajadores estatales y las características principales de la reforma que habría de afectarlos. Luego, se muestra una serie de resultados sobre los cambios que atravesó la protesta sindical durante los 1990s, pues los conflictos pasaron a estar animados por los gremios estatales en vez de los industriales. Este giro supuso, además, modificaciones en los reclamos, modos de expresarlos y consecuencias institucionales para sus realizadores y para sus contradestinatarios. Planteado ese marco, se avanza después sobre la dinámica concreta de la protesta sindical en la administración pública nacional.

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