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El trabajo consiste en un análisis de las producciones artísticas en el espacio público a fines de los 60 y principios de los 70, que se considerarán como resultantes del cruce entre dos cuestiones: por un lado, las vanguardias artísticas de esa época se plantearon, entre otros, el problema de la relación entre el arte y la vida, es decir, entre la esfera específica del arte, con sus instituciones, cánones y espacios y modos de consagración, y la vida social. Se creía que era necesario romper con las barreras que separaban a ambos, arte y vida, y comenzar a realizar acciones que permitieran un acercamiento severo entre artista, obra y un público que dejaría de ser pasivo para formar parte de la obra. Entre los actores políticos de la década que comenzaban a radicalizarse había un sentimiento más o menos generalizado de que era necesario involucrarse fuertemente con el pueblo para llevar a cabo cambios profundos en el sistema, y, en esa tónica, algunos artistas de la época plantearon imprescindible ese acercamiento también en el arte. La segunda cuestión, es que para llevar a cabo estas acciones, surgió la idea de utilización del espacio público que no sólo sirvió como soporte para la realización de estas acciones, sino que también fue transformado/construido por aquéllas, otorgándole nuevas significaciones sociales y políticas.

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