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Existe una extendida creencia en el carácter conservador de la sociedad salteña, que no exime a Tartagal y Mosconi. Sin embargo, esos planteos se contradicen con la evidencia empírica relevada. A lo largo de su historia, las localidades de Tartagal y Mosconi alcanzaron un desarrollo urbano y social bastante limitado, que contrasta con las grandes inversiones de capital de las empresas petroleras y con la regalías percibidas por la provincia y la nación. Esa postergación provocó numerosas luchas y reclamos, que se remontan a las primeras épocas de la conformación moderna de la zona, y que iniciaron una tradición de autoorganización y deliberación popular que alimentó las puebladas de la década de 1990. Esa tradición está marcada por la influencia política y cultural de la izquierda, que se manifestó en diversas oportunidades a partir de la década de 1930, y de la cual existen distintos indicios; los primeros en aparecer están en el periódico La Frontera, de Tartagal. Así, hacia 1936 se realizó la que parece haber sido la primera Asamblea Popular de esa localidad. Varias de las reivindicaciones levantadas en esa asamblea, como la participación en las regalías, la obtención de préstamos y subsidios y la ayuda a los sectores más postergados, reaparecieron durante las puebladas que se produjeron a partir de la segunda mitad de la década del ´90, lo que sugiere el desarrollo de una tradición de luchas que involucraron e integraron a distintos sectores de la población. Más allá de su debilidad y falta de independencia relativa, el movimiento obrero salteño no dejaba de presentar, desde mediados de la década de 1930, un conjunto de luchas y de dirigentes combativos y de izquierda que si bien fueron permanentemente perseguidos, continuaron ejerciendo una influencia sobre el conjunto de los trabajadores.

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