EL CARACOL GIGANTE AFRICANO DESDE UNA PERSPECTIVA EXTENSIONISTA: EXPERIENCIAS DE UNA INTERVENCIÓN SOCIO-COMUNITARIA

URIZAR, C.F.; CAFFETTI, J.D.; PESO, J.G.; PERCUOCO, C.B.; BELTRAMINO, A.A.; GUZMÁN, L.B.; SCHERF, S.E.; ZANIN, V.D.; IURINIC, L.; SAFFARANO, S.K.; BÜHLER, C.B.; SERNIOTTI, E.N.; MOLINA, S.; RAU, A.I.; ESTATUET, M.L.; SPIAZZI, A.; FORESTELLO, E.; FLECHA, I.P; VOGLER, R.E.

Posadas

Congreso; 4° Congreso Argentino de Malacología (4CAM); 2022

Asociación Argentina de Malacología

El caracol gigante africano (Lissachatina fulica) es una de las especies invasoras más perjudiciales a nivel global y fue detectado por primera vez para la Argentina en 2010 en Puerto Iguazú, Misiones. En 2013 fue informado para Corrientes, y en los últimos años para nuevas localidades de Misiones, registrándose en 2021 en Posadas. En 2020, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación declaró a esta especie dañina y perjudicial para la agricultura, el equilibrio de los ecosistemas, la salud animal y humana, y la biodiversidad. A pesar de que ya ha transcurrido más de una década desde su primera detección, solo recientemente docentes, investigadores y estudiantes de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) han iniciado el desarrollo de diferentes actividades de extensión vinculadas a sostener y profundizar acciones educativas socio-comunitarias en la provincia. En el presente trabajo compartimos una de las intervenciones socio-comunitarias realizadas bajo el formato de muestra interactiva llevada a cabo en noviembre de 2021 en la Plaza 9 de Julio de Posadas, en el contexto de la IV Kermés Científica (Secretaría General de Ciencia y Tecnología, UNaM - Semana Nacional de la Ciencia, Tecnología y Arte Científico). Se generaron materiales didácticos y se planificaron actividades de divulgación presentados en un espacio lúdico destinado a público de diferentes edades, tendientes a identificar y diferenciar al caracol gigante africano de moluscos nativos, así como reconocer sus características biológicas, riesgos, medidas de control y mecanismos de denuncia. La intervención tuvo una duración total de ocho horas, logrando captar la atención del público, diverso y heterogéneo, que espontáneamente se acercó a preguntar, interactuar y conocer acerca de esta especie invasora. Notoriamente, y a pesar de la diversidad etaria, los grupos más involucrados con las actividades fueron niños y niñas de entre 5 y 12 años y adultos mayores.