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El proceso iniciado con la revolución científica y tecno-científica de mediados del siglo XX estimuló el desarrollo de la ciencia de los sistemas complejos (sistemas dinámicos, adaptativos y no lineales), la cual constituye un quiebre epistemológico con respecto al paradigma de simplificación (determinista, mecanicista y universalista) de la ciencia clásica. Es posible señalar dos formas de abordaje a la complejidad: la restringida y la general. En primer lugar, la complejidad restringida, conformada por las ciencias de la complejidad, constituye un campo metodológico de vanguardia basado en la utilización de lenguajes formales, modelos matemáticos y la simulación computacional. No obstante, estas ciencias son incapaces de dar cuenta de la dimensión histórica, social, ética y política de la complejidad. Cabe destacar que son los principales centros de poder económico-científico-militar mundial, los que han venido invirtiendo, en los últimos sesenta años, en la producción de conocimiento en complejidad. Por consiguiente, se plantea la siguiente hipótesis: los nuevos saberes producidos por las ciencias de la complejidad conllevan un efecto de poder con una profunda significación política que está transformando la lógica del sistema de dominación y estimulando la constitución de un capitalismo complejo. En segundo lugar, la complejidad general, cristalizada en la propuesta del pensamiento complejo, constituye una epistemología transdisciplinaria, una filosofía ético-política de la complejidad y, finalmente, un marco epistémico y una cosmovisión orientada hacia la constitución de una civilización planetaria post-occidental. El objetivo de este trabajo consiste en reflexionar críticamente sobre los desafíos del paradigma de la complejidad para América Latina en función de los siguientes ejes: Primero, proponer el desarrollo de una filosofía política de los sistemas complejos que permita realizar una crítica socio-histórica a la complejidad restringida, evidenciando el carácter político de las ciencias de la complejidad y explicitando su vinculación con los intereses de los centros de poder económico-científico-técnico-militar mundial. Segundo, rescatar los aportes técnico-metodológicos de las ciencias de la complejidad, y los principios ético-políticos-epistemológicos del pensamiento complejo, para dar cuenta de la complejidad de los problemas humanos fundamentales de América Latina. Tercero, plantear el desafío de la constitución de un coordinado movimiento científico-político que estimule el desarrollo de los enfoques de la complejidad en perspectiva latinoamericana para contribuir al desarrollo de un pensamiento complejo del Sur.

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