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Las relaciones entre catolicismo y peronismo dieron lugar a un cristianismo peronista de amplio repertorio, incluso entre las filas del propio clero católico. Este linaje, delcual Hernán Benítez fue quizás su precursor, cobró renovada importancia en los años sesenta y setenta y fue inspiración de notorias figuras como Carlos Mugica que, tal como lo ha formulado C. Touris, encarnaron esta relación en clave tercermundista. Esta reformulación cristiano-peronista tuvo lugar en medio de un proceso de reencantamiento con el peronismo de amplios sectores de un catolicismo que se encontraba en plena ebullición de renovación conciliar. Incluso, esta fascinación que prendió especialmente (aunque no solamente) entre el clero joven, llegó a despertarse en medios clericales que habían sido ajenos o,incluso, adversos a la experiencia de los dos primeros gobiernos. En este marco, nos interesa particularmente explorar el proceso vivido por un grupo de sacerdotes jesuitas que formaron parte del Centro de Investigación y Acción Social (CIAS), formado en la década del cincuenta y vigente hasta el día de hoy. La experticia y temprana internacionalización de este grupo resultó clave durante la última dictadura militar, tanto como plataforma para la formación y refugio de distintos referentes sindicales, como para propiciar enlaces nacionales e internacionales que facilitaran la movilización de la denuncia de la represión vivida en el medio obrero. En este punto, se destacan por su gravitación en el medio obrero los perfiles y desempeños de los sacerdotes Ramón Dorrego, Alberto Sily y Jacinto Luzzi. La reconstrucción de estas trayectorias nos permitirán dibujar el derrotero de este grupo cristiano-peronista. Aclaración: El ISBN está en trámite. Hemos ingresado uno ficticio a los fines de poder dar cuenta de la publicación en prensa.

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