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Uno de los problemas que enfrenta hoy la humanidad es la crisis ambiental del planeta. La pandemia resulta ser solo uno de los muchos síntomas que nos indican que la salud del ambiente se está deteriorando. La degradación ambiental se refleja en la contaminación de las fuentes de agua, la erosión de los suelos, la acumulación de residuos, la desaparición de los bosques y de la diversidad biológica. Ante esta crisis es imperativo recurrir a la creatividad y el ingenio, abrir la mente a la curiosidad, aprender a mirar y ver el efecto de la acción humana sobre el entorno (Arango et al, 2002). La escuela resulta ser el ámbito ideal para desarrollar en los estudiantes valores, actitudes y conductas respetuosas con el ambiente que propicie relaciones éticas con el entorno donde vive. El tratamiento transversal de las problemáticas ambientales motiva la formación integral de los estudiantes y docentes, y define su inclusión en el currículum escolar (Bachmann, 2008). Lo expuesto hasta aquí fundamenta la necesidad de que los futuros formadores, ahora estudiantes del profesorado, desarrollen valores y actitudes ambientales para tomar decisiones críticas y conscientes sobre el uso y conservación del medio ambiente en general y de la biodiversidad en particular, y adquieran además elementos para la educación ambiental aplicables a las prácticas pedagógicas en el ámbito escolar.Una herramienta para conocer y acercarse al entorno que nos rodea es la Enseñanza de la Ecología en el Patio de la Escuela (en adelante EEPE), una propuesta pedagógica que si bien se enfoca hacia la educación en ciencias naturales, y en particular en ecología, propone la integración de todas las áreas curriculares. Utiliza una estrategia, el Ciclo de Indagación, que permite estudiar, comprender, analizar y reflexionar críticamente sobre los procesos ecológicos y los efectos de la acción humana en el entorno local y en un entorno más amplio (Arango et al, 2002).

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