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El 3 de enero de 2017, el presidente de la República Argentina, Mauricio Macri firmaba el decreto 9/2017 que declaraba que ese mismo año 2017 como el año de las energías renovables. En los considerandos del decreto daba cuenta de la sanción de la ley 27.191 y la adjudicación de las primeras licitaciones del programa RenovAR. De este modo, el gobierno nacional buscaba marcar como el punto de partida de lo que denominó en diferentes declaraciones públicas de sus funcionarios como una revolución de las energías renovables. En este contexto, la energía eólica sin duda fue la principal protagonista. Esta situación permitió confirmar lo que expertos locales e internacionales afirmaban hace décadas sobre el gran potencial eólico con el que contaba Argentina y que era muy poco aprovechado hasta ese momento. Estos mismos analistas señalan que, a pesar de las políticas de fomento impulsadas en los últimos veinte años, el desarrollo de la energía eólica en Argentina sigue siendo muy bajo en relación a su potencial que se basa en la disponibilidad de condiciones naturales como la presencia de vientos de calidad, capacidades científico-tecnológicas generadas en el sector y la existencia de un entramado productivo en el que se destacan empresas capaces de producir aerogeneradores de alta potencia (situación inusual en América Latina).El objetivo de este trabajo es analizar la trayectoria socio-técnica del desarrollo de la energía eólica de alta potencia en Argentina. En particular, se propone focalizar en el proceso de co-construcción de políticas públicas y dinámicas de desarrollo tecno-productivo. A partir de esta reconstrucción analítica, se propone generar nuevas reflexiones acerca de los procesos de transición energética en países como Argentina.

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