INVESTIGADORES
PELLER Mariela
capítulos de libros
Título:
Madres incómodas. Locura, traición y desaparición en la narrativa de las hijas
Autor/es:
PELLER, MARIELA
Libro:
Arte y Memoria Abordajes múltiples en la elaboración de experiencias difíciles
Editorial:
Facultad de Filosofía y Letras-UBA
Referencias:
Lugar: Ciudad de Buenos Aires; Año: 2021; p. 137 - 157
Resumen:
En este artículo analizo dos ensayos testimoniales y autobiográficos recientes de hijas de madres desaparecidas o víctimas de la dictadura: Veintiocho. Sobre la desaparición de Eugenia Guevara (2015) y Ana Alumbrada. Militancia, amor y locura en los 60 de Alejandra Slutzky (2018). Lo que distingue a estos relatos dentro del grupo más amplio de historias de madres e hijas, es que nos traen historias de otras mujeres militantes. Se adentran en temas que se han mantenido ocultos en las narrativas sobre la militancia y la dictadura, temas considerados tabú. Me refiero a la traición o la colaboración en el caso de la madre de Guevara, Susana Salamone. Y a los modos en que la dictadura enloqueció a algunos sujetos y los aisló en manicomios en el caso de la madre de Slutzky, Ana Svensson. Las historias que estas hijas nos cuentan de sus madres mientras ellas mismas las descubren y las crean son historias de militancias y desapariciones menos conocidas, menos épicas, menos heroicas.Es por medio de la escritura de sus hijas que las madres obtienen la posibilidad de hablar aun muertas, a través del régimen de obligaciones entre vivos y muertos (V. Despret). Las hijas dedican su escritura su vida a desplazar a sus madres militantes muertas de los lugares incómodos e indignos en los que habían sido colocadas por discursos sociales y familiares patriarcales. Se trata de quitarles los calificativos de traidora y de loca, que han quedado adheridos a sus cuerpos. Si ellas ya no pueden hablar para dar sus razones, sus hijas lo hacen por ellas, les dan el espacio en su escritura. Las hijas como voceras (N. Domínguez) de las historias maternas, no sólo ajustan cuentas con el pasado, sino que también producen una voz narrativa propia. Hablan por sí mismas y por sus madres, que ya no están. Escribir en el presente sobre el pasado sea quizás una cura, para las hijas vivas y para las madres muertas.