INVESTIGADORES
BONIOLO Paula Susana
congresos y reuniones científicas
Título:
Análisis multivariado del acceso a la clase profesional. ¿La desigualdad territorial es un factor con peso propio?
Autor/es:
BONIOLO PAULA; BÁRBARA ESTEVEZ LESTON
Lugar:
La Plata
Reunión:
Seminario; IV Seminario Internacional de Desigualdad y Movilidad Social en América Latina; 2017
Institución organizadora:
Universidad de La Plata
Resumen:
La bibliografía norteamericana sobre movilidad social y económica se basa en el análisis del ingreso, la ocupación y la educación. Según Sharkey (2008:930) se puede argumentar que estas dimensiones de la estratificación son las principales y que organizan la sociedad. Siguiendo a este autor esta ponencia parte de la idea de que tanto el ingreso individual, la educación y la ocupación, si bien son centrales también son insuficientes para comprender una imagen de la movilidad social en Argentina. Una de las principales razones es que la desigualdad no existe exclusivamente en el nivel individual o familiar; más bien, varias formas de desigualdad se organizan o se agrupan en el espacio, y los barrios condensan a menudo esta desigualdad. ?Un hallazgo básico pero esencial de las investigaciones es que cada vez más una amplia gama de fenómenos sociales, como la delincuencia, violencia, desempleo y resultados de salud física y mental- están espacialmente agrupados (MacIntyre y Ellaway 2003, Sampson et al., 2002, Wilson 1996). Es decir, diversos aspectos de la vida social están organizados por la geografía, por ejemplo escuelas (?). Desde los años setenta (Jargowsky 1997, Massey y Denton 1993, Massey, Gross, Y Shibuya 1994; uillian 1999) una extensa literatura giró en torno a la cuestión de si la desventaja estructural del barrio y la organización social afectan los resultados individuales (Brooks-Gunn, Duncan, Y Aber 1997; Goering y Feins 2003; Jencks y Mayer 1990; Sampson, Morenoff y Gannon-Rowley, 2002; Pequeño y Newman 2001)? (Sharkey, 2008:932). Esta investigación se encuentra en la línea de las investigaciones empíricas que ponen especial atención a los entornos residenciales, debido a que en los barrios urbanos la concentración espacial de la ventaja y la desventaja todavía no ha sido fuertemente investigada desde los estudios de estratificación (Mare 2001:484)?. Nuestra ponencia se interroga si los entornos residenciales juveniles en los que las personas desarrollaron su socialización juvenil afectaron las chances de movilidad social a la clase profesional en la adultez. De esto modo el trabajo parte de que la persistencia y la transmisión de las ventajas y desventajas, tienen un anclaje territorial, y los efectos de estos entornos residenciales tienen peso propio influenciando la movilidad social intergeneracional en la adultez. Nuestro argumento central es que para tener un conocimiento acabado de la estratificación social en general y, de la movilidad social en particular, es necesario afinar los modelos teóricos mostrando cómo los entornos residenciales influyen en las trayectorias individuales y familiares y utilizar diversas estrategias metodológicas (tanto cuantitativas como cualitativas) para comprender cuándo, cómo y a quiénes afectan los entornos residenciales. En esta línea en los últimos años, varios autores (Solis y Puga, 2011; Ariza y Solís, 2009; Sabatini, 2003) se han centrado en el análisis de los procesos de segregación residencial socioeconómica (SRS) en las ciudades latinoamericanas. Dicho interés se apoya en la hipótesis de que las consecuencias negativas de las privaciones socioeconómicas aumentan cuando las personas se encuentran en una doble situación de desventaja: sufren de carencias en el hogar y residen en áreas en donde hay una alta concentración de población con similares condiciones socioeconómicas. Es así como, debido a las formas de distribución socio-espacial podemos hablar de ?efectos vecindario? que derivan de la concentración de los hogares en zonas residenciales con desventajas socioeconómicas (Solis y Puga, 2011). Estos niveles socioeconómicos de las zonas de residencia generan desigualdades territoriales, a partir de una distribución diferencial, de recursos, que se traducen en desiguales oportunidades (Solis y Pugna, 2011; Alcoba, 2014). A partir de los estudios realizados sobre este tema (Kaztman, 2001; Rodríguez y Arriagada, 2004; Svampa, 2002), podemos tomar como hipótesis principal la idea de que las zonas de residencia en general y las de socialización territorial en particular, condicionan (cuantitativa y cualitativamente) oportunidades a lo largo de la vida de las personas. En este sentido, consideramos que las oportunidades que brinda un territorio (en tanto recursos, servicios, espacios de sociabilidad, redes sociales, etc.) reflejan y posibilitan trayectorias de vida y patrones de movilidad. Teniendo en cuenta estos condicionamientos territoriales en las trayectorias de movilidad social en este trabajo nos interesa analizar el impacto diferencial que tienen las zonas de socialización territorial juvenil en las trayectorias de movilidad social intergeneracional diferencialmente según la educación, el acceso al primer empleo, el género y las cohortes de nacimiento. Se trata de un estudio realizado a partir de un análisis estadístico de datos secundarios a nivel de toda la Argentina. Consideramos que las clases sociales constituyen la forma más perdurable de desigualdad social. Esta desigualdad se plasma en un momento histórico dado, moldeando las relaciones sociales a partir de distintas lógicas que organizan la estructura social según los modelos de acumulación económica que llevan adelante las sociedades en el capitalismo. La estratificación de clases es una construcción histórica, cambia en el tiempo influida por distintos procesos socio-económicos, modelos de acumulación y/o modelos de desarrollo, que afectan la estructura productiva y ocupacional, así como las políticas públicas y de distribución del ingreso (Dalle, 2012). No obstante, no es la única forma de desigualdad social sino que en estudios anteriores observamos que el territorio cada vez más, en las últimas décadas, ha adquirido peso propio. Por lo que uno de los procesos que, pensamos, influye en los cambios de la estratificación social está vinculado a las formas diferenciales de apropiación del territorio y de las oportunidades que éstos brindan a las personas que asientan su residencia en esos territorios. Es por ello que creemos importante comprobar los efectos que el territorio tiene en los procesos de desigualdad controlándolos por cohortes de nacimiento para corroborar si los cambios en la estructura social pueden plasmarse en otras formas de desigualdad, como el territorio, la educación y el mercado laboral. En este contexto, el lugar de localización de la residencia, es decir, las zonas donde tiene lugar la socialización territorial, encuentra una relación con la movilidad social porque es donde viven las familias y está asociado a estilos de vida particulares a ciertas clases sociales, lo cual se constituye como un elemento diferenciador entre las personas. Esto implica que los barrios más allá de cumplir su función de ser el lugar físico donde las personas viven, reflejan determinados estilos de vida, que van variando a lo largo de la historia; al punto que comienzan a ser indicadores que evidencian tanto la capacidad de pago que tienen quienes allí viven, como el gusto y la socialización con las instituciones y la comunidad. Asimismo, el lugar de socialización provee oportunidades educativas y laborales a través de redes de conocidos y de oferta territorial. ?El acceso a las estructuras de oportunidades se vincula, por un lado, con las características del segmento del mercado de tierras y con el tipo de hábitat en el que las familias desarrollan su vida cotidiana y, por el otro, con las condiciones de su localización asociadas a formas diferenciales de acceso al suelo, a los servicios, a los equipamientos urbanos, a los lugares de trabajo, etc. De este modo, las oportunidades asociadas a la localización introducen importantes diferencias sociales entre los lugares de residencia y, también, entre sus habitantes, de este modo se constituyen en un factor crítico de estratificación socio-espacial? (Salazar Cruz, 1999:44; Pinkster, 2007 citados en Di Virgilio, 2011:173). ?Estas oportunidades inciden sobre el bienestar de los hogares, ya sea porque permiten o facilitan a los miembros del hogar el uso de sus propios recursos o porque les proveen recursos nuevos. El término estructura alude al hecho que las rutas al bienestar están estrechamente vinculadas entre sí, de modo que el acceso a determinados bienes, servicios o actividades provee recursos que facilitan el acceso a otras oportunidades? (Katzman, 1999:9 en Di Virgilio, 2011: 173).Las oportunidades que se brindan a los individuos en las zonas de socialización que transitan junto con las posiciones en la estructura social de las familias de origen y su género demarcarían así las posibilidades de desarrollos de trayectorias vitales. Como reseñan Solis, Rocha y Brunet (2013, pp. 1104-1105): ?incluso en sociedades con menores niveles de desigualdad social y pobreza (?), los efectos de la condición socioeconómica sobre la continuidad escolar son importantes. (Buchmann y Hannum, 2001, p.28; Erikson y Goldthorpe, 1992; Van de Werfhorst, Sullivan, YiCheung, 2003)?. ?La posición en la estructura social de los hogares en los que viven los jóvenes en edad escolar, asociado a un tipo de vínculo con el mercado laboral y el acceso a bienes culturales y escolares, incide de manera significativa en la probabilidad de acceso y permanencia de los jóvenes en el nivel secundario? (Steinberg, 2013, p. 124). Considerando al territorio no sólo como un mercado de oportunidades, podemos ver que los accesos y trayectorias laborales tenderían a desarrollarse diferencialmente según las formas en las que los mercados laborales se consolidan en cada territorio. Así las necesidades de cada mercado laboral y la gente que había en esos espacios generarían ofertas y demandas de trabajo diferenciales según cada territorio. Podemos pensar en varios mercados laborales, en desigualdades en la oferta y demanda de empleo distribuidos a lo largo del territorio nacional (Manzano y Velázquez, 2014, 2016 y, 2016b). A su vez, el acceso a posiciones ocupacionales no sólo sólo varía según los distintos mercados laborales distribuidos en el territorio nacional, sino que al interior de cada mercado hay diferencias en las posibilidades de acceso a las ocupaciones. Las diferencias más sustanciales suelen estar dadas por la clase de origen y/o pertenencia, las credenciales educativas adquiridas y el género de los individuos. La desigualdad sexual se plasma en el mercado laboral determinando las posibles trayectorias de los individuos, a través de la segregación ocupacional sexual, pudiendo haber horizontales (ocupaciones típicamente femeninas y típicamente masculinas) o verticales, es decir las tendencias a ocupar distintas categorías en una misma ocupación (Sollova y Salgado, 2010). Estas tendencias de segregación se mantienen y profundizan aun cuando la proporción de mujeres en el mercado laboral ya es un hecho consolidado. Ahora bien, si existen distintos mercados laborales distribuidos en el territorio nacional, ¿será posible que las oportunidades que se le brindan a hombres y mujeres sean distintas, no sólo entre sí, sino según la radicación territorial de estos mercados? ¿Podrá ser que haya zonas de socialización que distribuyan desigualmente sus oportunidades según el sexo de sus habitantes? En este trabajo nos interesa analizar en qué medida la zona de socialización juvenil influye en las probabilidades de movilidad social intergeneracional controlando por la educación, el acceso al primer empleo, sexo y cohortes de nacimiento. Se trata de un estudio realizado a partir de un análisis estadístico de datos secundarios. El recorrido del artículo es el siguiente: primero abordaremos las cuestiones metodológicas y teóricas del trabajo. Luego indagaremos el impacto diferencial de las zonas de residencia juvenil (a los 16 años) en los patrones de movilidad social según la educación y el primer empleo a nivel nacional. Optamos por una estrategia analítica inferencial basada en el análisis de regresiones logísticas binarias. Este análisis permitirá conocer si la clase de origen, la zona de residencia a los 16 años, en la que tuvo lugar la socialización territorial, la educación el primer empleo, el género y las cohortes de nacimiento afectan a los patrones de movilidad de los hogares de los encuestados.