INVESTIGADORES
GRAÑA Juan Martin
congresos y reuniones científicas
Título:
Modelo económico e inflación: ¿límite a la mejora del salario real?
Autor/es:
ARTURO LEWINGER; MIGUEL STRAFFELA; JUAN M. GRAÑA
Lugar:
Rosario
Reunión:
Jornada; III Jornadas de Economía Crítica; 2010
Institución organizadora:
Jornadas de Economía Crítica
Resumen:
En el marco de la discusión sobre la mejora de las condiciones de vida de la población trabajadora argentina aparece claramente como problema el proceso inflacionario. En el presente trabajo intentaremos desarrollar las características centrales del modelo económico actual para dar cuenta de cuáles son las circunstancias que explican tal proceso. Sobre esa base, intentaremos dar cuenta de la evolución de la economía argentina desde la devaluación del año 2002 para mostrar que límites y posibilidades tiene el actual armado económico para no sólo generar crecimiento económico sino lograr mayores estándares de vida para la población. El modelo se sostiene sobre dos pilares. Un tipo de cambio real ?competitivo?, combinado con retenciones a las exportaciones de ciertos bienes, y una política de desendeudamiento. Dado que las empresas nacionales se caracterizan, en general, por tener una escala reducida en términos internacionales y, por ende, un atraso en la productividad del trabajo que ponen en movimiento, presentan serias dificultades para competir a nivel mundial. Por ello se esgrime, recurrentemente, la necesidad de contar con un tipo de cambio ?alto? para compensarlo, pedido cumplido con creces tras la devaluación de 2002. Ahora bien, resulta inevitable reconocer que el verdadero contenido de la devaluación fue una brutal caída de los salarios reales (cercana al 30%), reduciendo los costos laborales y aumentando la rentabilidad de las empresas, lo que impulsó la acumulación de capital interna. La nueva paridad cambiaria determinó una subvaluación del peso, encareciendo adicionalmente la producción extranjera. Ambas cuestiones permiten que los capitales locales puedan competir, aun con una productividad baja. Adicionalmente, el Estado acompañó una progresiva, aunque lenta, política de recomposición salarial. Ante ese escenario, y como los bienes transables cotizan internacionalmente, el mantenimiento de un tipo de cambio ?alto? genera las condiciones para un incremento de precios hasta que éstos coincidan con los internacionales traducidos en pesos. Así, dado el margen de protección ante la competencia extranjera generado por la devaluación, resulta que el aumento de los salarios puede ser trasladado a precios sin necesidad de resignar márgenes de ganancia. De este modo se pone de relieve que el fenómeno inflacionario no es resultado de la suba del salario, sino consecuencia necesaria del mantenimiento de un tipo de cambio ?alto? para mantener en operación pequeños capitales poco productivos Sostendremos que la estrategia de ?tipo de cambio competitivo? presenta límites. En la medida en que se generalice el aumento de precios, el tipo de cambio real tiende a apreciarse, erosionando la protección cambiaria inicial: la ?competitividad? se va diluyendo. Así se pone de relieve que la base sobre la cual se puede continuar acumulando capital en Argentina es mediante la transferencia hacia estas empresas de renta de la tierra (que fluye hacia el país mediante la exportación de bienes primarios) con el fin de compensar el atraso tecnológico. Ante esta tendencia intrínseca al nuevo ?modelo?, la política de desendeudamiento y acumulación de reservas llevada adelante por el gobierno permitió evitar la apreciación del tipo de cambio. Al obligar a los exportadores a vender sus divisas y luego recuperar con bonos los pesos emitidos para comprarlas, el Banco Central impidió, hasta cierto punto, que el valor del dólar cayera, al tiempo que acumuló una masa importante de reservas utilizadas en reiteradas oportunidades para cancelar deuda externa. Asimismo, el aumento de la recaudación que se tradujo en importantes superávits fiscales permitió tomar medidas adicionales para contribuir con el sostenimiento de esas empresas: el otorgamiento directo de subsidios, fundamentalmente al transporte y la energía. Estos actúan abaratando la fuerza de trabajo, evitando que muchas salgan de producción.El reconocimiento de la lógica de funcionamiento del ?modelo?, entonces, lejos de impulsarnos a aceptar resignadamente la dicotomía entre inflación o desempleo, nos obliga a pensar en la necesidad de trascender este esquema para lograr superar los límites al aumento sostenido del salario real. Es necesario pensar en la aplicación de políticas industriales que identifiquen dónde actúan estos capitales ineficientes y cuáles son, entre ellos, los que tienen algún potencial para incrementar su productividad. Así como evitar a la vez el cierre masivo de otras que ayuden a mantener altos niveles de empleo, pero teniendo como norte siempre una política que reconozca el problema estructural de nuestro país y busque solucionarlo.