Representaciones sobre sexualidad.

DVOSKIN, GABRIEL

Córdoba

Congreso; V Coloquio de Investigadores en Estudios del Discurso; 2011

Universidad Nacional de Villa María

En octubre de 2006, se sancionó en la Argentina la Ley 26.150, que establece la obligatoriedad de la enseñanza de educación sexual en todas las escuelas del país, tanto de gestión estatal como privada, desde el nivel Inicial hasta el Superior de Formación Docente y de Educación Técnica no Universitaria. El tema de la sexualidad pasó a ocupar en este marco un lugar principal en la agenda pública (Raiter 2002: 22-23).          En trabajos anteriores (Dvoskin 2010), hemos relevado el carácter inherentemente riesgoso que es atribuido a las prácticas sexuales en los manuales elaborados para la implementación de esta ley. Esta representación es la que autoriza la intervención del Estado en asuntos privados de la vida de las personas, como lo son sus prácticas sexuales.          En esta investigación, nos proponemos indagar las representaciones que circulan sobre la sexualidad en el debate parlamentario que tuvo lugar el día 16 de agosto de 2006, a raíz de la legislación mencionada. Para ello, seguimos la propuesta de análisis elaborada por la Lingüística Crítica (Trew 1979; Fowler 1979; Hodge y Kress 1993), según la cual cada dialecto provee a sus hablantes de modelos para clasificar e interpretar los eventos del mundo. Para tal objeto, segmentamos el corpus en cláusulas, de modo de reponer la estructura básica del enunciado.                  Por otro lado, adoptamos la noción de representación elaborada por Raiter (2002: 11-13), quien la define como la imagen mental que tiene un individuo cualquiera acerca de alguna cosa, evento, acción o proceso que percibe de alguna manera.           La incorporación de la sexualidad como contenido curricular en los colegios otorga al tema una relevancia a nivel estatal, por lo que no constituye ya solamente un asunto privado de la vida de las personas, sino que su inclusión en la agenda pública exige de un cambio de las representaciones que circulan sobre este tema. De esta forma, el debate sobre la aprobación del proyecto radica en la disputa por imponer el valor del signo “sexualidad” (Voloshinov 1926).