Policarpo de Esmirna: la construcción de la imagen del obispo mártir.

SPLENDIDO, MARIANO

Mendoza Capital

Jornada; XIVº Jornadas Interescuelas/ Departamentos de Historia.; 2013

Universidad Nacional de Cuyo.

Mucho se ha escrito sobre la figura de Policarpo, pero es necesario diferenciar entre el Policarpo de Esmirna anfitrión de Ignacio y redactor de una epístola (hacia las décadas de 110-120), el Policarpo del relato martirial y aquel exaltado por Ireneo como discípulo del apóstol Juan. Nuestro interés es observar cómo este personaje, vinculado inicialmente al mártir de Antioquía, cobró en las décadas posteriores una relevancia inusitada como resultado de los conflictos internos y externos que aquejaban a las jerarquías minorasiáticas. El Policarpo real habría sido un simple primus inter pares del colegio presbiterial de Esmirna y su poder efectivo habría estado limitado a una facción de fieles, concretamente aquella en la que Ignacio se apoyó. Luego de la partida de Ignacio y de la epístola a los filipenses (escrita por Policarpo y su círculo) su figura desaparece. Hacia la década de 170, Ireneo de Lyon lo adopta como figura clave para justificar la apostolicidad de las iglesias asiáticas; El Martirio de Policarpo asume ser una carta enviada por los esmirnotas a la iglesia de Filomelio en la que se relata el apresamiento y muerte del anciano obispo Policarpo. La figura de Policarpo resurgió con fuerza entre los cristianos de Asia y se le atribuyeron, además del título de obispo, roles de profeta y mártir. No es extraño que fuese durante el auge de la Nueva Profecía que se elaboró este relato martirial, pues Policarpo fue elegido por ciertos grupos como el heraldo del proto-catolicismo asiático tanto contra los montanistas como contra las iglesias occidentales en medio del creciente conflicto por el tema de la secularización y la celebración de la Pascua. Es así que es presentado como un anciano que ora por toda la “iglesia católica extendida” (MartPol 5.1; 8.1).