Esclavos cristianos en la pantalla grande. Historia antigua y epopeya norteamericana

SPLENDIDO, MARIANO

Escripturas

Universidad Autónoma de Pernambuco

Lugar: Pernambuco; Año: 2019 vol. 3

El estreno de la película Ágora, del director Alejandro Amenabar, en 2008, sorprendió al invertir los presupuestos y los esquemas básicos con los que la narrativa épica cinematográfica había sido concebida a principios de la década de 1950. Un género muy asociado al ideal de epopeya nacionalista y republicana propone ahora, de manera mucho más marcada que con la taquillera Gladiador de Ridley Scott, la mirada individualista de un protagonista que es perseguido por el mundo. En este cine épico contemporáneo incluso las instituciones presentadas como las más nobles en las producciones de hace sesenta años se vuelven poderes con claroscuros muy tenebrosos. La identidad personal ya no se define desde fuera, sino por convicciones propias, relegando las pertenencias de tipo político o religioso. El héroe o heroína de la épica cristiano-romana actual es solitario, incomprendido y marginal. Por esas razones su destino es, normalmente, morir. Al pensar en el prototipo de película épica cristiano-romana, inmediatamente nos viene a la mente el personaje esclavo, elemento clave para el conflicto. No es un dato menor ni aleatorio la focalización en estos actores de la trama, pues para el cine norteamericano la cuestión de la esclavitud ha estado muy presente desde los orígenes de esta industria. Esto se debe a la historia nacional propia y a un debate sobre la integración social que está siempre vigente. El personaje esclavo corporiza determinadas convicciones y sirve de catalizador para el héroe, muchas veces incluso como su reflejo. En la épica cristiano-romana moderna nos encontramos con esclavos que mantienen una independencia argumental, como es el caso de Davo en Ágora. El esclavo fiel e incluso instruido se ve atraído por el mensaje popular cristiano de igualdad y abajamiento, en el que ve su propia libertad material. La rebelión personal de Davo se asocia con su afiliación al cristianismo violento del obispo Cirilo, lo que lo llevará a enfrentarse con su propia ex-dueña. El trasfondo religioso que identifica a este tipo de épica sigue siendo el motor de la trama como en las producciones de mediados del siglo XX, solo que ahora se lo critica desde una mirada secularizadora, una mirada solidaria con los vencidos en ese proceso histórico. Por este motivo se ha complejizado y profundizado el perfil psicológico del personaje esclavo de estos filmes, dotándolo de una subjetividad nueva, una capacidad mayor de acción y un recobrado sentido de la rebeldía. Partiendo de esto, nuestro objetivo será recomponer y analizar algunos elementos básicos en cuanto a la presentación de los esclavos protagonistas de los filmes norteamericanos de épica cristiano-romana de la década del ´50. Para eso hemos procedido a una selección de películas que nos permitan realizar comparaciones: Quo Vadis (1952), El manto sagrado (1953), Demetrio y los gladiadores (1954) y Ben Hur (1959). Tendremos siempre presente al film Espartaco de Kubrick, el cual, pese a no inscribirse como épica cristiana propiamente dicha, posee elementos muy interesantes para pensar la imagen popular de la esclavitud antigua promovida a principios de la década de 1960 y, a la par, marca el cierre de la época de oro de la épica cinematográfica.