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El 26 de junio de 2009 falleció Eduardo Lagos y los diarios de mayor tirada de Buenos Aires (Argentina) en los días siguientes titulaban su obituario como la ?muerte del padre de la música de proyección folklórica?. Nacido en 1929, Lagos fue un músico amateur y médico oftalmólogo de profesión. Razón por la cual le gustaba decir que ?la medicina era su mujer y la música, su amante?.A finales de la década de 1950 y durante los años sesenta, Lagos abrió su casa a músicos colegas y amigos para llevar a cabo reuniones que fueron conocidas como ?Folkloreishons?. En remedo de las jam sessions, se trataba de reuniones privadas en las que un grupo de adultos se divertían ejecutando músicas folklóricas propias y ajenas con la libertad que les daba la improvisación y la práctica grupal. Un año antes de terminar la década, en 1969, el sello discográfico Trova editó un long play que reconstruía en estudio aquello que había sucedido durante tanto tiempo en la casa de Lagos. El disco se llamó ?Así nos gusta? para señalar el modo en el que disfrutaban interpretar aquella música. Las notas necrológicas sobre Eduardo Lagos disparan algunas preguntas en torno a su lugar en la escena musical argentina y al modo en que esas prácticas privadas circularon hasta alcanzar un estado público. Específicamente, es posible preguntarse: ¿qué sucedió desde la década de 1960 hasta principios del siglo XX para que Lagos fuera así considerado el día de su muerte?, ¿cómo circuló esa música escasamente editada y sin que mediara una carrera de músico profesional?, ¿cómo se transformó Lagos en una figura destacada entre sus colegas sin estar basada en alguna clase de archivo material?, y, finalmente, ¿cómo se puede conformar un ?archivo imaginario??A propósito de estos interrogantes, el presente trabajo tiene dos objetivos; por un lado, reconstruir los inicios de la música de proyección folklórica argentina, en la que Lagos es considerado una personalidad destacada; y por otro, contribuir a una posible caracterización de un archivo imaginario e identificar la mecánica de su funcionamiento. Para llevar adelante estos propósitos y a partir de relatos testimoniales obtenidos a través de entrevistas realizadas a músicos que fueron protagonistas de esa escena, el aporte de este trabajo consiste en reflexionar sobre los espacios de la memoria y el modo y la necesidad de transmitir saberes y prácticas estéticas, que no siempre van acompañados de registros públicos y su acopio. Además, una primera aproximación al concepto de archivo imaginario permitiría evaluar sus características y el alcance de este concepto en transformaciones de música popular que se desarrollaron en el siglo XX.

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