Análisis preliminar del ensamble de micromamíferos del sitio arqueológico “Agua de La Mula” (Mendoza, Argentina).

FERNANDO JULIÁN FERNÁNDEZ; GERMÁN MOREIRA; LUCIANO DE SANTIS

Malargüe

Congreso; I Congreso Nacional de Zooarqueología Argentina; 2008

Museo de Historia Natural de San Rafael, INCUAPA – FCS – UNCPBA

En este trabajo se presenta un estudio preliminar sobre tafonomía y nómina taxonómica de los micromamíferos del sitio arqueológico Agua de La Mula, ubicado en el área del Nevado del sur mendocino. Es un alero con una antigüedad de 1600 años, presentando varias ocupaciones pero escasos hallazgos, entre los que se destacan restos de maíz y zapallo. Se analizaron 1026 restos cráneo-mandibulares de micromamíferos, recuperados de los niveles 4, 5, 6, 7, 9 y 10; y se determinaron 10 taxa de roedores, Calomys musculinus, Phyllotis xanthopygus, Graomys griseoflavus, Eligmodontia sp., Reitrodon auritus, Akodon molinae, cf. Necromyx sp., Microcavia australis, Galea musteloides y Ctenomys sp.; una especie de quiróptero, Tadarida brasiliensis; y dos de marsupiales, Thylamys pallidior y Lestodelphys halli. El examen tafonómico preliminar, revela un ensamble de microvertebrados originado principalmente por Strigiformes, de modo que, los restos fósiles presentaron poca modificación digestiva, exhibiendo un 25,2% de corrosión ligera, 1,7% de corrosión moderada y 0,2% de corrosión fuerte en restos dentarios. Asimismo, se destaca el hallazgo inusual de 9 egagrópilas y 53,4% de elementos con presencia de pelos. El 55,5% de las mandíbulas estaban enteras, por el contrario, solo el 0,5% de los cráneos se recuperaron completos, posiblemente debido a su preservación diferencial. Los agentes postdepositacionales que tuvieron lugar en la formación del ensamble fueron, la corrosión por humedad del suelo y el óxido de manganeso, los cuales tuvieron incidencia en los niveles 7 y 9. Para finalizar, teniendo en cuenta el hallazgo de tres elementos quemados, otros dos con posibles marcas de corte y que el 60% de los restos pertenecen a roedores caviomorfos (i.e., M. australis, G. musteloides y Ctenomys sp.), podríamos decir que el hombre pudo haber contribuido a la formación del ensamble de microvertebrados. Un análisis posterior más exhaustivo, será necesario para robustecer las conclusiones aquí expresadas.