Donde habita la sensualidad

MARIA DE LOS ANGELES MONTES

Fisuras en el sentido. Músicas populares y luchas simbólicas

Recovecos

Lugar: Córdoba; Año: 2015; p. 352 - 378

El tango es frecuentemente identificado con la sensualidad, pero: ¿cuáles son los signos de esa sensualidad?, ¿dónde se lee la sensualidad del tango? Partiendo del supuesto de que la producción de sentido guarda estrecha relación con sus condiciones de enunciabilidad, cabe entonces esperar que, al modificarse las condiciones de recepción, se modifiquen los modos de significar dicha sensualidad. ¿Persisten en la actualidad esos sentidos del tango? y, de ser así, ¿cómo se materializan en el soporte corporal del tango danza de salón? Cuando hablo de lo corporal no me limito a las imágenes que ofrecen estos cuerpos, sino que pretendo encarar el cuerpo en toda su potencialidad significante. Si la sensualidad es algo del orden de las sensaciones, ¿por qué habría de limitar el análisis al sentido de la vista? Los milongueros experimentan diversas sensaciones al bailar, algunas de ellas vinculadas al deseo sexual. ¿Qué las activa? Respondiendo a esta pregunta sabremos dónde habita la sensualidad del tango. En el presente trabajo propongo revisar muy brevemente, los modos como los cuerpos de los bailarines de tango operaban como signos de sensualidad en los años dorados del tango. Propongo, luego, comparar cómo en la actualidad los cuerpos del tango experimentan la sensualidad, recurriendo a los testimonios de milongueros y a las observaciones realizadas en las milongas cordobesas. Ofrezco, finalmente, algunas hipótesis sobre las condiciones que posibilitan en el presente nuevas experiencias de sensualidad en la recepción del tango, y algunas reflexiones sobre el lugar del cuerpo en los procesos semiósicos, muy especialmente en lo que respecta a estas prácticas sociales tan específicas que desnudan la unicidad del sujeto-cuerpo productor de sentido.