Música, comunidad y desobra, algunas consideraciones sobre el affaire Gould

FLEISNER, PAULA; LUCERO, GUADALUPE

San Miguel de Tucumán

Congreso; XIV Congreso Nacional de Filosofía; 2007

Asociación Filosófica Argentina

En 1964, a los 31 años y en el momento cumbre de su carrera, el pianista Glenn Gould decidió retirarse de la escena para dedicarse exclusivamente a la grabación en estudio. Su retiro no fue tan comentado como la predicción que lo acompañaba. En efecto, dos años más tarde, en un artículo publicado en la High Fidelity Magazine, Gould anunciaba no sólo la desaparición del concierto "tal como lo conocemos" en menos de cien años, sino también el reemplazo de sus funciones por las nuevas tecnologías. Esto implicaba la redefinición del rol del intérprete musical a partir de la incorporación de las nuevas tecnologías de grabación y, a su vez, la pérdida del lugar privilegiado del intérprete en el espectáculo musical del concierto.De acuerdo con Lydia Goehr, el affaire Gould puede ser entendido como un ejemplo de uno de los aspectos del debate que, desde el siglo XIX, regiría la reflexión en torno a la interpretación musical. Por un lado, la interpretación es entendida como interpretación de una obra, y en tanto tal, siempre imperfecta respecto de ese polo ideal que sería la obra en sí. Por otro lado, el espectáculo del concierto es concebido como un elemento esencial de la práctica musical, en tanto espacio de comunicación efectiva entre compositor, intérprete y público. En estos términos, la retirada de escena de Gould respondería al primer aspecto. Las condiciones tecnológicas asociadas a las grabaciones brindarían más honestidad a la producción y recepción musical ya que permitirían la comunicación de las obras a los oyentes por medio de interpretaciones realizadas lo más perfectamente posible. En este mismo sentido, Jean-Jacques Nattiez considera que el retiro de Gould debe leerse en el camino de una búsqueda por hacer de la obra en sí misma un objeto de contemplación. Por su parte, Alessandro Baricco entiende la interpretación musical, que no pertenece ni a la obra ni al mundo, como la "experiencia fáctica de una posible trascendencia" y encuentra precisamente en las grabaciones de Gould el ejemplo de una verdadera y auténtica interpretación que lejos de ser una expresión del sentimiento es una reinvención póstuma de la música. No obstante la agudeza de estas interpretaciones, ellas no consideran una dimensión filosófica que encontramos en el gesto gouldiano. En estas lecturas el retiro del intérprete, su descentralización, es reemplazada por la centralidad de algún otro elemento, ya sea la obra en si o su auténtica interpretación, y nunca es pensado como desjerarquizacion de dichos elementos. El objetivo de nuestro trabajo es esbozar una lectura de este retiro que no implique la reapropiación del sentido a favor de la obra, el intérprete, o la interpretación,  sino que asuma el gesto como un diferimiento de los vínculos que tradicionalmente aunaban las tres esferas clásicas del fenómeno musical (compositor, intérprete, público). En este sentido, la elección de la grabación y la promesa de un "oyente-creador" que movilizaba a Gould en su decisión, quizás puedan pensarse en términos de aquello que Jean-Luc Nancy y Maurice Blanchot llamaron comunidad de escritores y lectores, y su alejamiento de la escena como un ejemplo de la "potencia de no no" agambeniana.