INVESTIGADORES
GONZALEZ Natividad Maria
congresos y reuniones científicas
Título:
La frontera como proceso y experiencia: tensiones e intercambios entre Argentina (La Quiaca) y Bolivia (Villazón)
Autor/es:
NATIVIDAD GONZÁLEZ; ANDREA NOELIA LÓPEZ; LILIANA BERGESIO
Reunión:
Jornada; XIII Jornadas Regionales de Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales; 2019
Institución organizadora:
Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, UNJu
Resumen:
El Estado, como construcción moderna, tiene entre sus ejes principales la concepción de un espacio territorial cerrado, perfectamente delimitado. Esta noción tiene fuertes consecuencias en aspectos sociales y cotidianos, ya que la soberanía se constituye en un ejercicio de poder sobre la población. Por ello, sostenemos que las experiencias de habitar los espacios fronterizos establecen formas diferentes y desiguales de aquellas consagradas en el mapa y desde esta diferencia es que proponemos la necesidad de desandar el mapa. A partir de ello, en este trabajo se propone indagar sobre las experiencias que habitan el espacio fronterizo entre las ciudades de La Quiaca (Argentina) y Villazón (Bolivia), y cómo ellas constituyen formas diferentes y desiguales de aquellas consagradas en el mapa, como dispositivo arquetípico del territorio estatal. Se trata de prácticas que permiten pensar la frontera como un proceso, no como forma o estado, ya que se construye y cambia, adquiriendo distintos grados de porosidad en relación a los mecanismos estales de control. Apelar a la porosidad como característica del espacio fronterizo, nos permite observar el movimiento entre uno y otro ámbito o lado: personas que cruzan, mercaderías que se transportan, productos que se intercambian. Si bien el tránsito es una cualidad definitoria de una frontera, las características que adquieren en La Quiaca-Villazón, permiten complejizar el espacio.En este sentido, la cartografía oficial, sustentada en la geografía positivista, entiende a los límites como la materialidad espacial de los Estados nacionales, concebidos como puerta de entrada o salida al territorio estatal. La delimitación de las fronteras crea la cartografía oficial del Estado, vigente cada vez que intenta pensarse las fronteras no como espacio de diálogo, de interacción, sino como lugar inmóvil, límite (fin y principio) del país.En relación a la movilidad, Rumford señala que las fronteras son ?motores de conectividad? (Rumford, 2011:67), coincidiendo con Silveira, al señalar que la materialidad del espacio es a la vez un condicionante y una invitación para la acción (Silveira, 2009); se trata de un contexto cargado con normas, disposiciones, relaciones, puentes, imposiciones, ríos, pasos, controles, materialidades todas que aceitan o entorpecen el engranaje de la bisagra, del contacto, del movimiento. Estas instancias pueden englobarse en el denominado ?trabajo de frontera? (borderwork) (Rumford, 2011: 67), que pone en relieve las posibles oportunidades que brinda este espacio, a la vez que saca a los actores de un lugar necesariamente subalterno, ya que ?lo que distingue a estas actividades es que son el resultado de iniciativas de emprendedores, ciudadanos/residentes, y activistas de base. No se trata de procesos de frontera de arriba-abajo o liderados por el Estado? (Rumford, 2011: 67), puesto que ?las fronteras ya no aseguran territorios sino que aseguran flujos? (Porcaro, 2017: 93).En este trabajo, se avanza en mostrar cómo ella atraviesa la experiencia cotidiana, abriéndose o replegándose (sin llegar a un cierre total), para el tránsito de personas y objetos. Para ello se trenzarán las vivencias y percepciones de paseras, feriantes y organismos estatales de control en esta frontera. Cada uno de estos casos y posturas, se describen etnográficamente y en base a entrevistas, centrando la mirada en la propia experiencia de quienes participan de dos actividades de paso y una de control. Así, el primer caso que se expone es el de las paseras, mujeres que se dedican a transportar artículos cotidianamente desde Villazón hasta La Quiaca, no por el puente carretero, no por el puente peatonal (ambos controlados por diferentes organismos estatales), sino por el río mismo, por el mismo límite y cuyos artículos transportados tienen como destino final distintas ciudades de Jujuy. El segundo, la Manka Fiesta, una feria anual de gran profundidad histórica y con gran asistencia, tanto en cantidad de personas como lugares de procedencia (desde Salta, Argentina, como extremo sur, hasta La Paz, Bolivia, como extremo norte). Estos ejemplos son contrastados aquí con la visión estatal, ilustrada a través de representantes en la provincia de Jujuy de la Dirección Nacional de Migraciones, Gendarmería Nacional Argentina y Dirección Nacional de Aduana. En este último caso se trata de visiones que postulan la frontera como peligrosa (al tratarse de la entrada y el final del país) pero, por otro lado, describen la imposibilidad del control total de la misma.El objetivo del trabajo es atender a cómo ésta frontera se abre o contrae (sin llegar a una apertura o cierre total) para el tránsito de personas y objetos. Esto se realizará con el fin de mostrar a los espacios fronterizos atravesados por normas, imposiciones y controles, pero también por tránsito, movimiento, pasaje y circulación; lo que conforma complejos procesos de porosidad con tonos diferentes incluso en un mismo espacio/tiempo.Así planteada la cuestión, el caso que aquí interesa analizar es que en el mismo tramo de frontera se pueden presentar, inicialmente, dos situaciones posibles: cruzar por el puente habilitado donde el Estado tiene presencia y ejerce algún tipo de potestad o hacerlo por caminos alternativos con escaso o nulo control estatal, pero conocidos y frecuentados tanto por pobladores de ambos países como por organismos de control, más allá que estos últimos no ejerzan en ellos ninguna potestad. Esto afianza la bipolaridad de la frontera: separa a la población de Argentina y Bolivia donde se transita de forma ?legal? (por pasos habilitados) o ?ilegal? (por pasos no habilitados), pero sin que el flujo cese. Si bien esto es cierto en términos generales, no se agota allí la complejidad de la frontera analizada. Por el contrario, lo que se quiere destacar aquí es que ambas posibilidades no implican núcleos rígidos de acción (en el sentido de comportarse siempre de la misma manera). Así, un mismo punto fronterizo en un momento determinado puede ser menos permeable (presentando dificultades para atravesar barreras o retenes) para ciertas personas u objetos, mientras otras/os pueden transitarlo con mayor libertad; o bien un punto cerrarse en un momento pero abrirse en otro. Es decir, la frontera en este tramo es porosa, pero con una porosidad no estática sino procesual, histórica y relacional y, por tanto, multidimensional y siempre cambiante.