CONICET | Buscador de Institutos y Recursos Humanos

En las últimas tres décadas, las escuelas de arquitectura en Argentina sumaron un número importante de materias específicas dedicadas a problemáticas energético-ambientales en sus carreras de grado. En muchos casos, estas incorporaciones en los programas curriculares fueron posibles a partir de la ampliación de la oferta de materias electivas -usualmente, directamente vinculadas con centros de investigación y/o carreras de posgrado-. En este sentido, ha sido importante el avance de estas temáticas en las universidades nacionales, y la contribución en la formación de los alumnos de grado que han elegido y eligen estos cursos. Sin embargo, fuera de los ámbitos especializados -conformados por las materias electivas, la investigación y el posgrado-, el avance de contenidos del campo energético-ambiental en las carreras de Arquitectura, y particularmente en los talleres de proyecto, ha sido menos auspicioso. Éste es el gran desafío en nuestras carreras de grado: la inclusión natural de las problemáticas y herramientas de este campo en los cursos "regulares" y, especialmente, su integración en los proyectos de los talleres troncales. El fin de esta presentación es reflexionar a partir de una experiencia en el taller de Proyecto Urbano, en el último nivel de la carrera de Arquitectura de la FADU-UBA, en donde la dimensión ambiental constituyó una de las preocupaciones centrales del ejercicio proyectual. El curso se planteó centrado en la relación entre arquitectura, infraestructura, paisaje urbano y ambiente, a partir de un ejercicio de intervención sobre un arroyo urbano emblemático de la ciudad de Buenos Aires, entubado en la década de 1930. Mediante la incorporación de instrumentos urbanísticos recientes, como los SuDS (Sistemas de Drenajes Sustentables), el taller propuso impulsar proyectos que privilegien el ámbito público a partir de la construcción de lugares de encuentro inclusivos; la movilidad de bajo impacto ambiental, con prioridad del transporte público y el no-motorizado; el uso racional de recursos energéticos y naturales; la reducción de la presión sobre el medioambiente. Es decir, abordajes que contribuyan a la sustentabilidad de la ciudad.

enviar mensaje