INVESTIGADORES
BARROS Mercedes Maria
congresos y reuniones científicas
Título:
Ni ángeles ni demonios: la disputa en torno a la trama de las responsabilidades en la violencia política de los setenta.
Autor/es:
MERCEDES MARÍA BARROS
Lugar:
COMODORO RIVADAVIA
Reunión:
Jornada; XV JORNADAS INTERESCUELAS/DEPARTAMENTOS DE HISTORIA; 2015
Resumen:
Una de las acusaciones que más han resonado en los últimos años hacia el Kirchnerismo ha girado en torno a las artimañas manipuladoras y oportunistas que derivar de las prácticas políticas demagógicas de sus principales protagonistas. Podemos encontrar innumerables ejemplos de acusaciones de esta índole en relación a cuestiones muy diversas que provienen tanto del ámbito intelectual como periodístico, basta abrir las páginas y leer las varias editoriales de La Nación o Clarín para corroborarlo. Desde sus inicios, ?el uso o manipulación del pasado? de los lideres Kirchneristas ha sido uno de los blancos predilectos de este tipo de críticas. En general, se argumenta que detrás de las evocaciones y rememoraciones sobre la historia reciente, como de cada una de las decisiones gubernamentales implementadas en los últimos diez años en torno a la lucha por la memoria y por los derechos humanos, subyace una estrategia política ajena a la verdad histórica y al afán de construir una memoria colectiva alejada de las parcialidades que han fracturado el campo político desde mediados del siglo pasado. En cambio, estaríamos frente a una política manipuladora que busca tergiversar el pasado y modelar el presente de acuerdo a una mirada univoca y un tanto engañosa de la historia política reciente. Ahora bien, varios interrogantes surgen de estas acusaciones ¿De qué se trata ese ?uso del pasado? que se le atribuye al Kirchnerismo? ¿Cuáles han sido sus implicancias? ¿Desde qué mirada del pasado se acusa de faccioso al relato oficial? En este trabajo me propongo indagar sobre el modo particular de representación del pasado reciente que prevalece en la formación discursiva del Kirchnerismo, con el fin de analizar los efectos que generó en ciertas interpretaciones sobre nuestra historia política que cuentan con un alto grado de estabilidad y permanencia. Puntualmente, me interesa abordar las disputas que dicha representación ha propiciado en torno a la trama de las responsabilidades en la escalada de violencia y represión de los principales actores sociopolíticos durante la década del setenta. Las múltiples derivas de esas disputas podemos verlas manifestarse, por ejemplo, en iniciativas judiciales que recuperan e inscriben nuevas denuncias sobre cómplices e instigadores del gobierno de facto, como también sobre crímenes anteriores, cometidos por parte de los grupos armados de izquierda. Asimismo, se manifiestan en declaraciones testimoniales y autobiográficas cruzadas que rinden cuentas sobre el accionar propio y colectivo en la experiencia política de ese entonces (García Comp, 2007, Leis, 2013) , y en la proliferación de producciones académicas e intelectuales que reflexionan sobre el modo particular que ha adoptado la memoria del pasado político reciente en la Argentina del nuevo milenio (Vezzeti, 2009, , Montero, 2013, Romero, 2007, Calveiro, 2013, Franco, 2005, 2008, Oberti y Pittaluga, 2006, Campos, 2010, Acha 2012, Aguila 2015,). Mi interés en este trabajo se centra en estas últimas, particularmente en las miradas intelectuales que surgen como respuesta crítica hacia las narrativas sobre los setenta que predominan en el presente y que son consideradas como parte de un ?relato oficial?. Varias de esas intervenciones académicas, y sus ecos en el ámbito periodístico, reclaman una revisión profunda del pasado que desmitifique a la izquierda militante y desplace a las figuras reduccionistas de ángeles vs demonios que circulan hoy cómodamente en el imaginario político. Me detendré específicamente en la intervención de Claudia Hilb a partir de su último libro Usos del Pasado: Que hacemos hoy con los setenta. Allí, a través de una recopilación de ensayos que la autora ha escrito en los últimos años, Hilb se plantea el imperativo de revisitar los setenta con el fin de comprender y evaluar el sentido de los acontecimientos políticos de ese entonces y de reflexionar críticamente sobre las responsabilidades compartidas en el devenir de esos acontecimientos y en la posterior construcción significativa de los mismos. Desde su lugar en el presente, Hilb reacciona frente a la incomodidad que le produce cierto automatismo de pensamiento progresista que lejos de interrogar las certidumbres y verdades del pasado, se refugia en ?sintagmas demasiado fijos? a través de los cuales se aduce -sin vacilar- conocer dónde está el bien y donde el mal (Hilb, 2013:10). Contra aquellas verdades incuestionadas, la autora dirige sus escritos y despliega una serie de argumentos que se inscriben en el debate en torno a las responsabilidades políticas dentro del campo del pensamiento y militancia de izquierda. Entonces, y para dar paso a nuestro análisis, en el presente artículo retomaremos los argumentos centrales de Hilb para inscribirlos en la trama discursiva sostenida y propiciada por el discurso Kirchnerista. Una trama que mostraremos puso en suspenso varios de los consensos sobre los que se fundó la experiencia democrática inaugurada en el 83. Es en aquel suspenso que el texto de Hilb es aprehendido: en su respuesta crítica a un relato sobre el pasado y el presente -figurado sin grietas- que cuestiona la legitimidad de la nueva experiencia democrática. Como mostraremos, la respuesta de Hilb ?junto a otras del mismo tinte- no es inmune a cierta mirada generacional que las atraviesa y que repara en la violencia como marca de época de los setenta desdibujando sus condiciones de emergencia. Esa marca poco erosionada por el paso del tiempo sobrevuela el presente político, y de manera reincidente vuelve a inscribir la frontera que excluye de la dimensión democrática los viejos antagonismos de la política argentina y las desmesuras propias de otros tiempos, contextos y generaciones