FEMINISMOS POPULARES EN AMERICA LATNA

MARISTELLA SVAMPA

Río Cuarto

Conferencia; Feminismos populares en América Latina. Movimientos sociales y Perspectivas teóricas; 2013

Universdad Nacional de Río Cuarto

¿Por qué hablar de feminismos populares? Dimensiones y tensiones del feminismo popular. El proceso de feminización de las luchas aparece ligado al fuerte protagonismo que las mujeres tienen desde hace décadas en las luchas sociales y en los procesos de auto-organización colectiva en América Latina. Por supuesto que esas luchas sociales incluyen de modo central a mujeres que provienen de los sectores populares, pero también de los sectores medios. Para el caso de la Argentina, la referencia a los sectores medios es inevitable: es un hilo que conduce desde las madres de Plaza de Mayo a las Mujeres Agrarias en Lucha, durante los `90 o las Madres del Dolor. Para el caso de los sectores populares, se destacan sin duda las mujeres piqueteras, cuyo rol dentro de los movimientos de desocupados fue central tanto para darle visibilidad a la temática del hambre y de la desocupación, como para asegurar las tareas de auto-organización. Una pregunta que surge de este proceso es si corresponde asimilar feminismo y feminización de las luchas. Son numerosas las mujeres protagonistas de diferentes luchas en AL que no se reconocen como feministas o, en todo caso, tienen una relación ambivalente, al ser identificadas como ?feministas? o luchar contra este etiquetamiento. Recuerdo que en el encuentro realizado en Quito, en junio de 2013, Había presentes organizaciones de Argentina, Colombia, Bolivia, Venezuela, Ecuador, México, Perú. Varias organizaciones manifestaron reticencias e incomodidad en relación a la dificultad de (auto) identificarse como feministas, debido a la estigmatización que hay en contra las mismas, pero también a las diferencias que se perciben con el feminismo clásico (liberal). Desde mi perspectiva, hay que comparar el proceso de feminización de las luchas con el proceso de ambientalización de las luchas sociales. Dicha comparación es más que acertada e iluminadora. En nuestros trabajos previos de investigación, hemos constatado que muy poca gente se reconoce inicialmente como ?ambientalista? o ?ecologista?. Tampoco se deviene ambientalista por elección, sino por obligación, a partir de la asunción de la lucha por la defensa de la vida y del territorio. Podríamos decir lo mismo respecto del feminismo popular. Así, sin saberlo, sin asumirlo, muchas son feministas populares. Pero sin duda este devenir popular del feminismo que, primero no se reconoce como explícitamente feminista, plantea continuidades y rupturas con las corrientes feministas anteriores, o con el feminismo clásico, más ligado a las clases medias (países que han tenido un fuerte movimiento feminista: Chile, Costa Rica)