Cine y compromiso en la Argentina

DAVID OUBIÑA

Sobre una realidad ineludible. Arte y compromiso en la Argentina. 1976-2001

Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo / Centro de Arte Caja de Burgos

Lugar: Valencia; Año: 2004; p. 68 - 81

El cine comprometido suele tener más de compromiso que de cine. Cuando eso sucede, las imágenes se ponen al servicio de una idea, no para expresarla en términos cinematográficos sino para servir como vehículo de un mensaje. Lo cual, frecuentemente, da por resultado películas esquemáticas que simplifican de forma maniquea la estructura densa y conflictiva de lo real. Hay otros films, en cambio, cuyo compromiso consiste precisamente en ser fieles a una realidad social compleja. Es lo que sucede, por ejemplo, en El ausente, Cabeza de palo o El bonaerense. Se trata de películas que tienen más interrogantes que respuestas y que se acercan a su objetos para indagar qué pueden conocer sobre su entorno. El compromiso puede aparecer de manera directa u oblicua en la trama, pero nunca es una idea abstracta que vendría a posarse sobre las imágenes para usarlas como un medio de transporte sino que es procesada por los personajes como un descubrimiento compartido entre el film y los espectadores. Toda una problemática social puede leerse inscripta en los cuerpos de Dársena sur, Oscar o La ciénaga, así como hay una memoria política encarnada en los personajes de Los rubios, Montoneros, una historia o Mala época. En todos estos casos, los cineastas concentran su mirada sobre los individuos para observar allí sus nervaduras sociales. Es una observación a menudo microscópica, pero que penetra en las superficies singulares para refractar los problemas de fondo. Hay, en esa mirada, una intervención transformadora. Si se erige como una acción política, no es porque sustente una ideología en particular sino porque funda una nueva relación crítica de las imágenes con la realidad.