INVESTIGADORES
VOMMARO Gabriel Alejandro
congresos y reuniones científicas
Título:
Arreglos morales: por una sociología reflexiva de la politicidad popular
Autor/es:
GABRIEL VOMMARO
Lugar:
Mar del Plata
Reunión:
Encuentro; Encuentro Internacional Teoría y Práctica Política: ?Estado, política y transformaciones sociales en América Latina?; 2013
Institución organizadora:
UNMPD-UNGS-IHEAL (París)
Resumen:
En la última década, han proliferado los trabajos de tipo socio-antropológico, con un fuerte énfasis etnográfico, sobre la politicidad popular. En diálogo crítico con los estudios pioneros sobre la materia, realizados en los años noventa, y a partir de herramientas conceptuales y perspectivas metodológicas provistas por la antropología política brasileña, en algunos casos, por la sociología política francesa, en otros, los estudios sobre las relaciones políticas, intercambios políticos, militancia y participación, políticas sociales, redes sociales, etc., permitieron comprender mejor algunas de las transformaciones de las prácticas políticas en que los sectores populares se involucran, así como los modos en que los sectores populares son encuadrados, organizados, definidos políticamente por actores político-partidarios, estatales, expertos, intelectuales. Es entonces en la interfase entre el modo en que se ha transformado la politicidad popular y el modo en que se ha transformado el modo de intervención sobre ese mundo que proponemos las notas que siguen, salidas de nuestra experiencia de campo y de la lectura de otros trabajos que han realizado importantes aportes en la materia. En primer lugar, esbozamos algunos comentarios sobre nuestra perspectiva metodológica para abordar las prácticas y configuraciones políticas de los sectores populares. Sostenemos es necesario tomar en cuenta, por un lado, las actividades críticas de los actores competentes, que definen y juzgan las relaciones sociales en las que se encuentran inmersos, y que no necesitan, entonces, de los observadores, para dar sentido a lo que hacen. Por otro lado, que estas competencias críticas y reflexivas operan de manera central en la relación con los observadores de ese mundo político popular, incluidos los cientistas sociales. Y como el mundo popular ha sido objeto en las últimas décadas de nuevos tipos de intervenciones asociadas a las políticas sociales de combate a la pobreza, en sus diferentes formas, que atrajeron a diversos actores críticos y reformadores de ese mundo en torno a la definición de las buenas formas de la participación y el involucramiento político y social, el modo en que allí son percibidos los cientistas sociales se inserta en estas relaciones recursivas, muchas veces cotidianas, que mantienen los sectores populares con trabajadores sociales, activistas eclesiales, sociales y políticos, periodistas, etc., y en las que se movilizan diferentes sentidos críticos de la política de los pobres. Los observadores externos son asociados, entre otras, a las figuras del evaluador, del dador o del periodista. Los materiales de campo que recogemos no son independientes de este tipo de evaluaciones que se realizan sobre nosotros en las situaciones de campo. Tampoco de las querellas morales en las que se encuentran involucrados nuestros interlocutores en el terreno. ¿Qué hacer entonces con el modo en que nuestros interlocutores de campo definen las configuraciones sociales en las que se encuentran insertos? El hecho de tomar seriamente lo que nos dicen los actores, y de tomarlo como parte de su presentación de sí ante los observadores, por un lado, y como evaluaciones morales idénticas a las prácticas morales que llevan a cabo en su mundo social, por utilizar una fórmula sugerente de Harold Garfinkel, no nos lleva a tener que reproducir sin más lo que vemos y oímos en el terreno. Las preguntas y los conceptos de investigación ordenan nuestra relación con la configuración social estudiada, y con sus participantes. En segundo lugar, así, exploraré dos conceptos que nos llevan a dos modos de lidiar con ese mundo social interrogado. Por un lado, ?trabajo político? y ?trabajo social?, fórmulas utilizadas por los actores que nos permiten reconstruir un sistema de acciones, de obligaciones, de formas de dominación, de regulaciones que habilitan a aprehender el mundo de la política de los sectores populares, en el que trabajo y militancia se encuentran muchas veces entrelazados. Por otro lado, la noción de cálculo moral o de arreglos morales, que hemos acuñado con Julieta Quirós, y que da cuenta de los compromisos establecidos entre los actores en esas actividades prácticas cotidianas asociadas a la circulación de bienes de origen público, acompañamiento político, etc. Estos compromisos articulan regulaciones políticas, regulaciones morales, regulaciones técnicas, que son movilizadas por los actores para definir las magnitudes morales intercambiadas ?el cuánto y el cómo? en sus relaciones cotidianas. La noción de cálculo moral nos lleva más allá y más acá del derecho, o nos permite ingresar, en cada mundo social estudiado, a los registros del derecho ?las formas de igualdad? y de las jerarquías allí operantes como realizaciones prácticas de los actores, medios, condicionamientos y resultados de sus interacciones. Como vemos, la operación realizada en ambos casos es, en cierto sentido, opuesta: en un caso se trata de un concepto que los antropólogos llamarían ?nativo?, y que nosotros como analistas desentrañamos y desplegamos al insertarlo en las diferentes lógicas operantes en la trama social estudiada: lo volvemos concepto al asignarle múltiples significados; en el segundo, construimos un concepto para dar cuenta de diferentes lógicas socio-políticas observadas en esa trama, es decir que partimos de una multiplicidad de realidades y producimos una herramienta explicativa para dar cuenta de ellas de manera unificada.