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La realidad pone de manifiesto que la vida humana es múltiple, diversa y, en verdad, muy compleja. En su haber encontramos, niños y viejos; varones y mujeres; ricos, pobres; sanos y enfermos; razas distintas. Como nunca antes había sucedido existen, incluso, familias enteras envejecidas y multigeneracionales. Pero también, conviven personas de edad con capacidades diferentes, con discapacidad psicosocial o intelectual, o en situación de dependencia. Este último grupo en particular, requiere de condiciones fácticas y normativas especiales, para garantizar su desarrollo en términos de justicia. Condiciones que, si bien son reconocidas por los actores sociales (Estado, particulares, sociedad); suelen quedar arrinconadas detrás de un discurso utópico: hermoso?, pero impracticable. Es precisamente este mismo escenario ambivalente el que da origen a toda una serie de prácticas negativas discriminatorias contra la vejez, que impactan sobre todo, sus esferas de autonomía, libertad e igualdad y en el ejercicio de sus derechos fundamentales. Por ello, no sin razón se ha dicho ya que, en el Derecho actual, los ancianos terminan convirtiéndose en los nuevos sujetos débiles del sistema. En este trabajo se intentará mostrar el alcance del modelo jurídico referido a la autonomía y los cuidados de las personas mayores en situación de dependencia, como parte del Derecho de la Vejez. Se estudiará el sistema jurídico de la capacidad, la curatela y el derecho de la salud, con especial referencia a la Ley Nacional de Derechos de los Pacientes (Nº 26.529) y la Ley Nacional de Salud Mental (Nº 26.657) y su aplicación jurisprudencial. Se observarán las razones iusfilosóficas y gerontológicas que sostienen estas figuras y su importancia en el desarrollo actual de la Convención Internacional y Regional de Derechos Humanos de las Personas Mayores.

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