"Lo mejor de nosotros”. Los valores del territorio en el turismo del agua y del vino en Mendoza, Argentina"

MONTAÑA, ELMA

Mendoza, Argentina

Congreso; 4tas Jornadas Nacionales y 2das de la Región de Cuyo "Desarrollo Local, Ciudadanía Mundial y Turismo Sostenible"; 2008

Fundación UNIDA, Fundación Plan 21 y Universidad Nacional de Cuyo

Fuertemente simbióticos, la vitivinicultura y el turismo de Mendoza se han reconvertido en el marco de estrategias para reposicionar una economía provincial frente a las nuevas condiciones de competitividad impuestas por el mundo globalizado. Pero estas transformaciones no se basan solamente en hacer jugar de la mejor manera los factores de la producción que se venían manejando en épocas anteriores. Los recientes intentos de captar mercados globalizados incorporan valores territoriales que -definidos en las interrelaciones entre espacio y sociedad- otorgan nuevos contenidos a los productos locales y a las estrategias de marketing. Nos referimos no sólo a la materialidad del hábitat construido a lo largo de siglos y al patrimonio que de él resulta en las diversas escalas (desde el paisaje hasta la artesanía), sino también a sus dimensiones simbólicas. Cuando se presenta a Mendoza como terruño, por ejemplo, se habla de su gente, haciendo referencia a los inmigrantes europeos que llegaron “atraídos por el romance de los vinos” y que “trajeron no sólo su cultura sino sus prácticas vitivinícolas”, concluyendo con la defini­ción de terroir como “una palabra compleja que conjuga tierra y amor, inteligencia y pasión”. Aparecen también aquí los valores del esfuerzo y del trabajo de esos “labriegos tesoneros”. Estas imágenes se vinculan frecuentemente con el agua, como cuando Mendoza es presentada como el lugar “donde el vino fluye como agua”. Pero no se trata solamente de la asociación directa vino-agua, ya que el marketing local apela también a una identidad regional construida en torno al manejo hídrico. Es que la principal histo­ria sobre la que se construye la identidad regional en Mendoza es la de la configu­ración de su territorio, proceso en el que los recursos hídricos tuvieron (y tienen) un rol central. La gran gesta colectiva fue la de “vencer al desierto”, su logro principal el desarrollo de la vitivinicultura y la creación de los oasis irrigados y sus protagonistas -casi héroes- los “domadores del agua”. El trabajo muestra algunos avances en el análisis de estas interrogantes, revisando los recursos identitarios y patrimoniales puestos en juego en la comercialización de vinos así como en las actividades turísticas en Mendoza. A partir de allí, se aprecian las potencialidades de esta valorización y apropiación cultural que nutre dos de los sectores más dinámicos de la economía de Mendoza. Pero, por otra parte, se plantean interrogantes sobre a la legitimidad de los patrimonios y su apropiación por parte de algunos grupos, intentando reconocer en estas valorizaciones las presencias así como los olvidos, los discursos hegemónicos y los subalternos, las hegemonías y las subordinaciones más evidentes. Es que, finalmente, la revalorización de la dimensión identitaria y del patrimonio local y su plena articulación en el desarrollo local interesan no tanto porque podrían potenciar la vitivinicultura y el turismo receptivo, sino -sobre todo- porque permiten imaginar un modelo de desarrollo más integral, que permita la conservación de los recursos naturales y que propicie una integración social sobre la base de la equidad y el respeto por la diversidad.