INVESTIGADORES
PANARELLO Hector Osvaldo
congresos y reuniones científicas
Título:
Datos paleontológicos, huellas y petrografía en los alrededores del caracolero de Claromecó, Provincia de Buenos Aires, Argentina
Autor/es:
AZCUY, C.; AMENABAR, C.; ACEVEDO, D.; BABOT, J.; CODIGNOTTO, J.; CZERWONOGRORA, A.; FARIÑA, R.; KRAPOVICKAS, V.; PANARELLO, H.O.; VIZÁN, H.
Lugar:
Neuquén
Reunión:
Congreso; XVIII Congreso Geológico Argentino; 2011
Institución organizadora:
SEGEMAR
Resumen:
Se da a conocer el hallazgo de huellas humanas en rocas de la playa del Caracolero de Claromecó. Éstas se hallan entre la alta y baja marea y han sido el disparador de este proyecto que se propone aportar datos sobre la paleontología asociada a esas huellas y su antigüedad (Azcuy et al., 2010 c, este Simposio). En esta playa, depósitos atribuidos al Bonaerense tardío y al Lujanense (Isla et al., 2000; Pasquali y Tonni, 2004) se hallan cubiertos y/o interpuestos por gruesas camadas de calcrete de hasta 1 m de espesor en las que han sido coleccionados restos fósiles pertenecientes a la megafauna del Pleistoceno tardío (Tonni y Pasquali, 2005; Novas, 2006). Icnitas de esos animales extintos y huellas humanas se hallan asociadas. Se han tomado moldes, se han realizado estudios de paleontología de vertebrados, petrografía y palinología (Figs. 1-4). Paleontología de Vertebrados. Con referencia a los hallazgos de vertebrados fósiles se han coleccionado una tibia y una fíbula de unos 50 cm de longitud atribuidas por su morfología y tamaño al perezoso gigante Megatherium sp. Estos fósiles están siendo acondicionados para ser exhibidos en el Museo de la Villa. La tibia y la fíbula se hallaron fusionadas en el extremo que articula con el fémur, constituyendo lo que se denomina tibiafíbula. El extremo de la fíbula que articula con el astrágalo, está separado por rotura del resto, lo cual impide determinar si también estaba fusionado con la tibia, como ocurre en muchos megaterios. Entre las huellas fósiles reconocidas en el caracolero, una consiste en la impresión aislada de un autopodio posterior izquierdo de un mamífero plantígrado con cuatro impresiones digitales. Sobre esta huella se han superpuesto, los metatarsos de Lestodon con una coincidencia de aproximadamente un 90% (véase Fig. 1), lo cual sugiere una correspondencia con las de estos perezosos gigantes terrestres. La masa corporal de Lestodon ha sido estimada en más de 3.000 kilogramos. Los registros más antiguos para este perezoso corresponden al Mioceno tardío-Plioceno temprano (hace aproximadamente 5 millones de años). Sus restos han sido encontrados en Argentina, Bolivia, Uruguay, Paraguay y Brasil. La datación de la fíbula por AMS arrojó 29.7 ± 025 ka AP (Azcuy et al., 2010 c, este Simposio). Huellas Humanas. Una de las huellas de Lestodon se halla asociada a huellas humanas. Una de ellas es una huella de pie izquierdo. La falta de un primer dedo transversal pone a este espécimen entre los homínidos. Las dimensiones de 21,5 cm de largo por 10,5 cm de ancho, a nivel de la cabeza de los metatarsianos, y 6 cm en la parte media del talón, nos hacen pensar en el pie de un adulto. La profundidad mayor de la huella a nivel del antepié, comparándola con la del talón, podría reflejar la translación del peso corporal hacia el antepié como se vería en el momento de despegue del pie posterior. Petrografía. Los muestreos petrográficos realizados en el Acantilado del Faro y en los alrededores del Caracolero (Azcuy et al., 2010 a, este Simposio) permitieron distinguir rocas de tonos blanquecinos y aspecto poroso, con cierto grado de cohesión, distinguiéndose una fracción clástica de tamaño arena y matriz carbonática. Se reconocen tres grupos de rocas: calizas en la Unidad 1, calizas tobáceas en la Unidad 2 y 4 y calcarenitas grauváquicas en la Unidad 3. Se ilustran ejemplos de cada grupo vistos al microscopio. Palinología. En una sección del Arroyo Claromecó, 500 m antes de su desembocadura (Puerto Mosquito), se analizaron siete niveles de limos arcillosos donde se obtuvieron palinomorfos. Entre éstos la mayoría de los niveles analizados contienen esporas de hongos (Glomus sp.) y escasos granos de polen, bisacados y porados. Además, se registran esporas de algas verdes filamentosas (Zygnemataceas). Los datos aportados por las esporas de hongos sugieren un paleoambiente árido-semiárido de erosión luego del retiro del hielo en tanto que las algas verdes (Zygnemataceas), reflejan un paisaje posterior fluvio-palustre con alta disponibilidad de agua, tentativamente relacionados con un episodio glacial (Lambeck y Chappell, 2001; Rabassa et al., 2005) y su posterior deglaciación. Para ese tiempo la desembocadura del Arroyo Claromecó estaría a varios km de la actual.