INVESTIGADORES
FINQUELIEVICH Susana
congresos y reuniones científicas
Título:
El tamaño importa?. Pero no determinaCiudades innovadoras y nuevas formas de participación ciudadana por medio de TIC
Autor/es:
SUSANA FINQUELIEVICH
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Simposio; City Camp Buenos Aires 2013; 2013
Institución organizadora:
City Camp Buenos Aires
Resumen:
El trabajo se basa en dos sistemas teóricos fundamentales:
el de la inteligencia colectiva de Pierre Levy (2004), y la relación entre el
tamaño de la población de las ciudades y la cantidad y grado de innovaciones
que se producen en ellas, de Steve Johnson (2010). A continuación se
desarrollan los puntos de estos conceptos que son relativos al tema de redes
productivas urbanas y creación de conocimiento.
1.1. La inteligencia colectiva al servicio de la innovación
urbana
El filósofo
francés Pierre Levy (2004) concibe la inteligencia colectiva como un nuevo
lenguaje más allá de la escritura, una nueva dimensión en la comunicación,
que debería permitirnos poner en común
nuestros conocimientos, compartirlos, lo que es una condición esencial de la
inteligencia compartida. Se avanzaría
asi hacia una superlengua de la
humanidad.
Esta
inteligencia redundaría en la totalidad del sistema socio económico. A nivel de
la economía, Levy (2004:13) afirma que ?Mientras mejor logren los grupos
humanos constituirse en colectivos inteligentes, en sujetos cognitivos abiertos,
capaces de iniciativa, de imaginación y de reacción rápidas, mejor aseguran su
éxito en el medio altamente competitivo como es el nuestro (...). Todo se basa
a largo plazo en la flexibilidad y la vitalidad de nuestras redes de
producción, de transacción y de intercambio de conocimientos?. Según Barros
(2005) el proceso de globalización de la economía también ha contribuido
enormemente a estas transformaciones, dado que ha desencadenado el aumento de
una competitividad cada vez más basada en el conocimiento.
Levy afirma
que el desarrollo creciente de colaboración y de alianzas es un testimonio
manifiesto de la importancia de las redes de innovación. Nuevas competencias
deben ser importadas, producidas, instaladas permanentemente (en tiempo real)
en todos los sectores. Las organizaciones deben abrirse a una circulación
continua y permanentemente renovada de conocimientos científicos, técnicos,
sociales o incluso estéticos. El skill-flow condiciona el flujo de fondos. Si
esta renovación decrece, la empresa o la organización está en peligro de
esclerosis y posteriormente, de muerte. ?Como dice Michel Serres: el
conocimiento se ha convertido en la nueva infraestructura? (Levy, 2004).
1.2. Los espacios de la innovación
Steven
Johnson (2010), al referirse a los espacios de la innovación, plantea que el
tamaño de las ciudades, en número de habitantes, tiene relación con la
generación de innovaciones. El físico Geoffrey West, del Santa Fe Institute
(2007)[1][2] ha generado un modelo que
demuestra que la manera en que las ciudades han sido construidas proviene de
las patterns de la biología: mientras mayor es la ciudad, más rápidamente se
generan en ella las ideas innovadoras.
Si se
considera una cantidad fisiológica típica y se la compara con el tamaño del
organismo, se encuentra una relación notable: la tasa de metabolismo basal, por
ejemplo, se mantiene en una proporción de ¾ del poder o fuerza de la masa de un
cuerpo. Si la tasa metabólica crece M ¾, entonces la tasa metabólica por unidad
de masa se mantiene en la proporción M ¾[3]. West y sus colegas sugieren que
estas proporciones ?universales? surgen de las propiedades universales de las
redes, que subyacen y organizan a los fenómenos biológicos. Si se visualiza a
un sistema biológico de transporte, como el sistema respiratorio o el
circulatorio, es innegable que es una red jerárquica, comunicada, cuyas
unidades terminales (los capilares más minúsculos, o los alvéolos) tienen todos
el mismo tamaño. De todas las redes que pudieran existir, y que satisfagan
estas propiedades, las redes que sí existen han sido optimizadas por la
selección natural para maximizar la eficiencia.
Ese
razonamiento sobre las propiedades dinámicas de las redes puede, según West y
sus colaboradores, aplicarse a las ciudades. West señala a las ciudades como
organismos en desarrollo, definidos por sus infraestructuras. Esto implica que
el propósito real de las ciudades y la razón por la que siguen creciendo, es su
habilidad para crear economías de escala masiva, al igual que lo hacen los
grandes animales. Su equipo de investigación halló que los recursos asociados
con las redes de distribución de recursos en las ciudades guardan la misma
proporción que en biología. Se encuentra en ellos una economía de escala, con
cantidades infraestructurales que tienen un exponente común de 0.8. Concluyeron
que en las ciudades estudiadas, los indicadores del ?metabolismo? urbano, como
el número de estaciones de combustible o la superficie total de las carreteras,
mostraba que cuando una ciudad dobla su tamaño, requiere un incremento de sólo
85% de sus recursos.
Estas
observaciones tienen implicancias inesperadas; por ejemplo, que las ciudades
modernas, en vez de ser organismos predadores de recursos, son realmente
centros de sustentabilidad. De acuerdo a las estadísticas revisadas por West,
la población de las áreas densamente pobladas requiere menos calefacción en
invierno y menos millas de asfalto per cápita que las de áreas menos densas.
Las comunidades más pequeñas consumen una cantidad desproporcionada de recursos
de todo tipo. Como consecuencia, argumenta West, la creación de una sociedad
más sustentable requerirá ciudades más grandes, incluyendo megalópolis.
Esta teoría
puede ser discutible. La consecuencia que resulta interesante para nuestros
estudios sobre redes y procesos de innovación es que el tamaño de las ciudades
estaría relacionado a la generación de innovaciones socio-técnicas. Para
Johnson (2010) las Leyes de poder de West sugieren que una metrópolis con una población de 5 millones de habitantes es tres
veces más creativa que una ciudad de 100.000 habitantes. Una de las razones
que esgrime es que a mayor número de gente concentrada en un territorio, existe
mayor número de conexiones posibles que puedan ser formadas en el grupo, y por
consiguiente, mayores posibilidades de derrame de ideas. Las buenas ideas
podían encontrar su camino hacia otros cerebros y ser desarrollada en ellos.
Los economistas tienen una expresión que define estos flujos; ?information
spillover? o derrame de información. Efectivamente, la humanidad aceleró el
ritmo de producción de innovaciones (desde el jabón hasta el alfabeto, desde
las velas hasta las ruedas) a partir del periodo situado entre los años 10.000
AC y 2000 AC, cuando las ciudades comenzaron a construirse y se desarrollaron
(Johnson, 2010).
Uno de los
requisitos para la producción de innovaciones es no sólo la circulación de
ideas e información, sino su conservación como conocimiento, para poder
construir sobre esa masa crítica conocimientos mayores y más innovadores. En
las redes de relación de aquéllas ciudades, las ideas comenzaron a difundirse,
y a través de esta difusión, a ser conservadas, por vía oral, escrita, por
medio de imágenes, para las futuras generaciones. Esta corriente fue repetida
en las ciudades europeas del Renacimiento. Los historiadores han señalado la
conexión entre el florecimiento artístico, científico y cultural del
Renacimiento y la formación del capitalismo temprano en la región. Este
capitalismo inicial implicaba innovaciones en sistemas bancarios, contabilidad,
seguros, caminos para comerciar. Las ciudades y los mercados contribuían, más
que los feudos cerrados y los castillos del Medioevo, a difundir y acumular
innovaciones, de modo que las innovaciones útiles pasaron a un acervo
colectivo.
Esto no
significa que, concentrados masivamente, los habitantes urbanos se volvieran
más inteligentes o más creativos. Simplemente, se aumentaba el número de
personas que pudieran producir nuevas ideas o aprovechar ideas en circulación.
No se trata aquí, como expresa Johnson, de la sabiduría de las masas, sino de
la inteligencia de ALGUIEN en la masa, que podía difundirse, concretarse, y
generar más y mejores innovaciones en las redes urbanas. No es la red la que se
vuelve inteligente. Son los individuos los que se vuelven más inteligentes e innovadores,
PORQUE están conectados a esa red.