INVESTIGADORES
FINQUELIEVICH Susana
congresos y reuniones científicas
Título:
Vínculos personales en la Sociedad de la Información
Autor/es:
SUSANA FINQUELIEVICH
Lugar:
Mar del Plata
Reunión:
Mesa redonda; Mesa Redonda de Asociacion Psicoanalitica de Buenos Aires (APDEBA); 2000
Institución organizadora:
APDEBA
Resumen:
¿Realidad virtual o virtualidad real?   “Jamás tanto de cerca arremetió lo lejos”. Este verso de César Vallejo parece escrito a la medida de la forma de amor más (aparentemente) novedosa: el amor virtual, el amor entre personas que jamás se han encontrado cara a cara o que, aún conociéndose personalmente y limitados por la distancia u otras circunstancias a encuentros esporádicos,  mantienen viva su relación por medio de la comunicación mediatizada por computadora, o CMC. Pero también se refiere a otros tioos de relaciones medaitizadas por la informática: amistades, relaciones laborales, vida comunitaria.   El auge de este tipo de relaciones es tal, que ha originado nuevos mercados: en Internet. Los amantes virtuales con problemas pueden acudir a un consultorio sentimental especializado donde una Tita Merello posmoderna aconseja cómo asegurar la continuidad de un romance electrónico o romper otro sin más consecuencias que cambiar su dirección de E-mail. Para los que no son duchos en la seducción escrita, se ofrecen “Cartas de amor en las que usted sólo tiene que llenar los espacios en blanco”. Otros servicios, tanto pagos como gratuitos, proponen amores virtuales entre personas del mismo sexo,  imágenes eróticas o pornográficas, agendas de encuentros electrónicos, envío de postales animadas y cantadas al objeto de los desvelos, envío de ramilletes de flores virtuales, y hasta videntes online para predecir el porvenir de las relaciones en el cyberespacio.   El owner del site "Encontrarse" de Internet, destinado a la búsqueda de parejas,  confiesa su asombro ante su propio éxito: cuatro meses después de inaugurarlo tenía 2.000 inscriptos, número que aumentaba a razón de 100 por semana. El mismo informante estimaba que otros sites son aún más exitosos: "Corsol" (Corazones solitarios) tendría alrededor de 10.000 inscriptos[1]en Iberoamérica y España.   Pero, ¿puede uno enamorarse y sostener una relación de meses o años con alguien que nunca ha encontrado en persona? ¡Imposible!, afirman algunos. ¿Cómo amar a alguien que uno no reconocería en caso de cruzarlo por la calle? ¿Cómo puede construirse y mantenerse una relación a través de un sólo medio: la comunicación por CMC?   Muchas de las personas que se han encontrado y sostenido relaciones por medio de Internet u otros canales de CMC otorgan gran valor precisamente a las i-limitaciones de este espacio imaginario. “Nos parece hermoso lo que nos es bastante indiferente como para permitirnos ver lo que queríamos ver en su lugar”, escribía Boris Vian. Los amantes virtuales pueden encontrarse en teleconferencias, páginas especiales (hay infinidad de “sitios” que prometen desde la posibilidad de encontrar la pareja romántica soñada hasta “Cybersexo caliente AHORA!”, pasando por todas las variaciones imaginables), grupos de interés o espacios de “chat”    Por lo demás, las relaciones electrónicas no comienzan siempre en el espacio virtual. Muchas personas que las viven han encontrado a sus parejas en la llamada “vida real”, en viajes, vacaciones, encuentros profesionales, reuniones de negocios, congresos, etc., y sostienen la relación por medio de la CMC en los casos de lejanía geográfica, en que uno de ellos, o los dos, tengan parejas previas, o cualquier otro tipo de obstáculo que se oponga a las pasiones “cara a cara”.   Pero, ¿qué queremos decir cuando decimos que estas relaciones son “virtuales”? Según el Diccionario de la Real Academia Española, real significa: “que tiene existencia verdadera y efectiva”. Por el contrario, virtual se define como: “que tiene existencia aparente y no real”. Sin embargo, los amores electrónicos se despiertan y mantienen entre personas reales (aún cuando, en muchos casos, éstas transvistan su apariencia física, su edad y/o su género... no pueden disfrazar sus personalidades durante mucho tiempo). Estas personas, sumamente físicas, que comen, duermen, sufren, se ilusionan y aman, proyectan sobre el amado, a través de la CMC, las fantasías que lo hacen coincidir con el ideal que buscan. ¿Pero acaso el hecho de proyectar sus fantasías o su narcisismo en el objeto de amor no es una característica de todo enamoramiento? No nos enamoramos de la persona que conocemos, sino de la que imaginamos, aún si está físicamente presente. Usamos su cuerpo para vestirlo con las imágenes que nos lo hacen deseable. En cierta forma, nos autoseducimos. ¿No podría decirse que todo amor comienza  en las complejidades de la realidad virtual?   Quizás convenga recordar que la realidad, tal como se la experimenta, siempre ha sido virtual, porque se la percibe a través de símbolos. Este rango de variación cultural de los significados de los mensajes es lo que nos posibilita interactuar con los demás en una multiplicidad de dimensiones, algunas explícitas, otras implícitas. Por esto, cuando los críticos de los medios electrónicos argumentan que el nuevo espacio simbólico no representa la “realidad”, están refiriéndose implícitamente a una noción absurdamente primitiva de experiencias reales no codificadas que nunca existieron. Todas las realidades se comunican a través de símbolos. Y en la comunicación humana, interactiva, independientemente del medio, todos los símbolos están en cierto modo desplazados en relación a su significado semántico. En cierto sentido, toda realidad es percibida virtualmente”.   ¿Cuándo puede decirse que un sistema de comunicación genera la virtualidad real? Cuando ese sistema captura la realidad (es decir, la existencia material/simbólica de las personas) y la sumerge en un encuadre virtual, en el cual las apariencias no son sólo imágenes o símbolos en la pantalla, a través de los cuales se comunica la experiencia, sino que devienen la experiencia misma. Pierre Levy, autor de "La technologie de l´intelligence", afirma: "Pero lo virtual es real. Como seres humanos nacemos con el lenguaje, luego vivimos el fin de la humanidad en el interior de mundos que son virtuales. No sólo el signo es virtualidad: la prueba es que podemos imaginar una posibilidad diversa a la realidad. Algunos piensan que la realidad virtual no es verdaderamente real, pero representa o evoca la realidad. Lo virtual (que según dichas opiniones debe ser parte del mapa pero no del territorio) en realidad actúa sobre la realidad. Por eso el mapa es el territorio, ya que es un operador del mismo", y añade: "No se puede razonar en términos de virtual y real de manera separada. Por consiguiente, no se necesita imaginar la cuestión en términos de sustitución, sino de complejidad, de imbricación, de redefinición, de apertura de nuevos espacios. La invención de la escritura ha producido enormes cambios y muchas cosas están captadas por este nuevo sistema de signos. La gente, sin embargo, no ha dejado de hablar".     [1] Entrevista con Sergio Naidich, owner de "Encontrarse" (http://www.encontrarse.com).