INVESTIGADORES
FINQUELIEVICH Susana
congresos y reuniones científicas
Título:
La ciudad y salud mental de los jóvenes: accesos diferenciales a los espacios físicos y sociales
Autor/es:
SUSANA FINQUELIEVICH; ELSA WOLFBERG
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Encuentro; ENCUENTRO DEL GRUPO INTERDISCIPLINARIO ARGENTINO - URUGUAYO DE EXPERTOS EN PREVENCION EN SALUD MENTAL EN CIUDADES DE COMPLEJIDAD CRECIENTE; 1999
Resumen:
1.La ciudad fragmentada No vivimos en una ciudad, si por ciudad entendemos un todo relativamente homogéneo de viviendas, calles, espacios públicos, lugares de recreación y de trabajo. Vivimos en fragmentos de ciudades. En cada fragmento habitan diferentes grupos sociales, distintos estratos socio-económicos y culturales. Estos fragmentos, al contrario de las ciudades de los países más desarrollados, no están provistos de firma equilibrada de las redes de infraestructuras y servicios urbanos. A meses del tercer milenio, las contradicciones sociales se agudizan: el capital se concentra en las manos de una minoría reducida, mientras las capas medias y bajas se empobrecen, sin que exista una eficaz redistribución del ingreso sostenida por el Estado. 2.Consumidores y ciudadanos Los ciudadanos ya no se definen por su derecho a habitar, producir, reproducir la polis, lo que implica también una actitud política activa, sino por su capacidad o incapacidad para consumir. Como plantea García Canclini, ya no se trata de ciudadanos, sino de consumidores. El acceso a los espacios privados requiere un cierto poder adquisitivo. Esto lleva a una creciente exclusión de espacios sociales a quien no consume, con la consiguiente violencia como respuesta. Ya no se trata de habitar el espacio urbano, sino del consumo de ese mismo espacio. La ciudad se mercantiliza, los espacios antes públicos se privatizan. Según describe R.Lewkowicz, en las grandes ciudades tiende a desaparecer el uso público de los espacios, todos los lugares de existencia práctica de la comunidad. Ocurre la privatización que tiene el sentido de lo no público y a la vez que priva a la comunidad. Las privatizaciones son privaciones de lazos comunales, y la respuesta que origina este ajuste es de violencia. Se desprende de lo mencionado que violencia, privación del lazo social y exclusión van codeterminándose y generando fenómenos subjetivos que afectan la salud mental en sentido negativo, construyendo sujetos con vivencias de impotencia y exclusión. 3.Exclusiones socioespaciales Aunque muchos de estos espacios privados estén dedicados a consumidores jóvenes, no se puede hablar de discriminación por edades. La discriminación, la exclusión, es por grupos socioeconómicos. La fragmentación no sólo es espacial, sino social. Esta exclusión no discrimina entre fajas etarias: niños, jóvenes, adultos, y sobre todo ancianos, padecen el no acceso a la polis. Ya no son completamente ciudadanos, en lo que respecta a su derecho a usar la ciudad, pero tampoco consumidores. 4.Los jóvenes , los espacios, las nuevas respuestas ¿Qué parte de esta realidad les toca a los jóvenes? Los impactos son diferentes si se trata de jóvenes con posibilidad de consumo que si son ciudadanos a secas. No son mas excluidos que los adultos de los espacios privados o de los espacios públicos que van quedando, pero buscan nuevos espacios, porque los que hay no parecen alcanzar, tanto cuantitativa como cualitativamente: la noche, el ciberespacio, los ecoclubes, etc. Los jóvenes ciudadanos, en vías de exclusión, si pertenecen a los grupos sociales de bajo consumo, frecuentan lugares públicos o privados de muy bajo costo, y los jóvenes consumidores, prevalentemente lugares privados, en un poco sutil apartheid. En lo que se refiere al espacio privado, los jóvenes de clase media concurren a las discos, los countries, los clubes: los de clase baja a las bailantas, parques y plazas. Y todos se vuelcan a la calle y a la noche, aunque no a los mismos espacios físico-sociales. 5.La salud mental de los jóvenes en la ciudad ¿Como se relaciona esto con la salud mental? Douglas Schuler, autor de “New Community Networks” , plantea: “la salud de una comunidad está determinada por la salud de sus ciudadanos y el bienestar de la comunidad como una totalidad. Por otra parte, si la comunidad no es sana –si los cuidados de salud son inaccesibles, si las condiciones físicas no son seguras, contaminadas o feas, y si falta el apoyo emocional básico entre sus ciudadanos- la salud de sus ciudadanos habrá disminuido. La salud de la comunidad y la de los individuos no pueden separarse”. Según Roberto Lewkowic, la exclusión del lazo social y de los discursos sociales crea violencia, puesta en acto, dado que lo no dicho pulsa por exteriorizarse también sin discurso, en la crudeza del acto. La violencia es como una boya con una parte visible que expresa poder, fuerza, coraje y una parte no visible que contiene pobreza, impotencia, debilidad, miedo. Sin embargo, la creatividad de nuevos espacios, comunidades virtuales o “cara a cara” lleva a los jóvenes habitantes de la noche, de los ciberespacios, de las redes solidarias, a sostener y potenciar su salud mental. (Una definición de salud mental: capacidad de un sujeto para generar, mantener y desarrollar sus sistemas relacionales). También existen crecientes muestras de creatividad, aún en espacios asignados por los adultos. Ejemplos recientes son las dos experiencias de “Buenos Aires no duerme”, Organizadas por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y las manifestaciones artísticas en los barrios o en el Centro Cultural de la Ciudad. La prensa argentina da frecuente información sobre jóvenes, aunque no tanto sobre espacios urbanos en general y mucho menos, o casi nada, sobre los espacios físicos de los jóvenes. Tal vez se da por sentado que jóvenes y adultos usan la calle, las plazas, las canchas, las bailantas, los cafes, los hoteles alojamiento, etc., en suma los espacios públicos y privados más corrientes de la ciudad. La problemática del espacio no es tanto material como social para los jóvenes pobres; tienen desocupación, no calificación, no inserción y es ese el espacio en la ciudad que mas privados están. El 19/12/98 la prensa dio cuenta de que INDEC informó el descenso del desempleo del 13,2% al 12,4% por la creación de empleos informales, precarios, en negro, no calificados: de la construcción, comercio y servicio doméstico. De estos, el 40% lo obtuvieron hijos (jóvenes), el 30 % padres y el 22% cónyuges. Los datos son variados y a veces contradictorios y es prudente pensar esta problemática en términos de su extrema complejidad, de modo en lo posible neutro, sin demonizar causantes porque debemos, como expertos en salud mental, intentar buscar caminos, que en cualquier caso, como señalan esos adolescentes que aprovechan el turno noche de la ciudad tendrán que ser no menos creativos. Podemos resumir lo dicho anteriormente en la siguiente sumatoria: ciudades poco preparadas para toda su heterogénea población de complejidad creciente + empobrecimiento de amplias capas + privatización incrementada de espacios públicos + privación de lazos comunales + ajuste no sólo económico sino también discursivo = exclusión de capas de población cada vez mayores de los lazos y espacios sociales + deterioro de la salud mental de los individuos y de la comunidad. Creemos que esto ocurre en todas las franjas etarias. Las diferencias residen en los recursos que crea cada una para mantener sus espacios urbanos y sociales. 6.¿Que hacen los adultos por los jóvenes? Los adolescentes son objeto de abundante y diversa atención por parte de los adultos, tanto positiva (asociaciones de ayuda , campañas contra el sida, riesgos del alcohol y drogas, publicidad, educación) como negativa (policía, prejuicios, consumo, discriminación, etc.). Una de cada cuatro organizaciones comunitarias en la Argentina, esrán dedicadas a diferentes problemáticas de la juventud. 7.Los jóvenes y la apropiación del espacio-tiempo. Tomaremos la franja de los 14 a los 25 años. Una de las hipótesis es que los adolescentes no pretenden tanto que se les otorguen o asignen espacios públicos, sino que preferirían apropiarse ellos mismos de éstos. Al respecto, surgen varios interrogantes: Un fenómeno urbano reconocido es la demarcación de territorios por medio de graffitis característicos y que los identifican con una banda y un grupo de rock determinados, del mismo modo con que los animales marcan su territorio. Cuando los jóvenes, fundamentalmente organizados en bandas, en tribus urbanas, recorren los barrios marcando las calles con graffitis, ¿no se están apropiando de espacios urbanos, desafiando no sólo a los adultos, sino sobre todo a otras bandas de jóvenes? ¿No cumplen así con uno de sus “trabajos” como adolescentes? Lo que refleja el suplemento de los viernes “Sí”, de Clarín, así como el de los jueves de Página/12,”NO”, dedicados a los adolescentes y jóvenes, es que el espacio del tiempo libre es el espacio-tiempo de la noche, el de las discotecas, las bailantas, los raves, la calle. En los espacios delante de las discotecas, en las veredas urbanas, los jóvenes no sólo esperan que las discos abran o que los dejen entrar, sino que viven un espacio-tiempo de sociabilidad: aguardan a sus amigos, se encuentran con ellos, traban conocimiento con otros, se intercambian informaciones diversas, comen, beben, fuman, programan actividades, se seducen, se separan. Se apropian del espacio de la calle, obstaculizan el paso de automóviles y peatones, marcan territorios. Si se les asignara un espacio delante de las discos, ¿qué diferencias se plantearían? Esta apropiación no se limita al espacio, sino que incluye al tiempo. Más específicamente, a la noche, que ningún adulto les ha otorgado voluntariamente, o al menos sin reticencias. Sostenemos también que un acotado sector de los adolescentes, pasan sin solución de continuidad, de la calle al ciberespacio: se apropian, más que los adultos, del espacio virtual. Evidentemente, hablamos aquí de adolescentes de los grupos sociales que poseen más capital, tanto económico como cultural. El espacio virtual posee características preciadas por los jóvenes: es un “lugar” a conquistar, como los desiertos patagónicos o las míticas praderas del lejano Oeste en el siglo pasado. Es también un espacio in-estructurado, que los adultos todavía no manejan tan bien como ellos, y sobre el que no tienen dominio ni censura. Es también parte del territorio de la noche, no sólo porque comparte su desestructuración relativa, sino porque la mayoría de los chats tienen lugar de noche, cuando las comunicaciones telefónicas se abaratan y los adultos duermen. Las actividades en los chats son predominantemente sociales, amistosas o eróticas, pero también se dan las de organizarse con fines de ayuda mutua u de ayudar a otros. Una búsqueda en Internet resulta en una cantidad apabullante de sitios hechos por jóvenes y adolescentes, PARA la misma población. Muchos de ellos tienen objetivos solidarios, como “Adolescentes contra el sida”. Los adolescentes y jóvenes son fuertes participantes en listas de interés, foros, pero la actividad predominante es el chat. 8.Son los jóvenes un peligro? Lucio Cerda, de la Universidad de Lomas dice que los jóvenes no son un peligro (como alguna vez el imaginario social pinta), sino que están en peligro. Son población vulnerable puesto que si no tienen un espacio virtual del futuro abierto, se vuelven invisibles. En diciembre del 98, para tomar una muestra delimitada de lo que se publica acerca de los jóvenes, aparece: los jóvenes sueñan, tienen proyectos, se agrupan en ecoclubes, clubes de fans, etc., son efectores de acciones solidarias (hacia niños: alfabetizadores voluntarios, padrinos de escuelas rurales., etc.; hacia otros jóvenes: grupos de primeros auxilios voluntarios en recitales musicales y hacia adultos en organizaciones diversas de redes solidarias). También son discriminados: golpeados en discotecas, controvertidos, temidos como delincuentes potenciales. Las CONCLUSIONES que podemos trazar son: 1. La restricción de los espacios de la ciudad son para los ciudadanos, sean jóvenes ó viejos, no asi para los consumidores. La dicotomía no es adulto-joven, sino público/privado. No sólo son lugares materiales sino y sobre todo, sociales. 2. Los jóvenes buscan liderar nuevos espacios con más derechos, el de la noche, las redes electrónicas, lo ecológico, y en los casos más infortunados ,espacios que no son los de acá , mediante la droga. 3. La deprivación de espacios , tanto impregna de violencia a los excluidos del presente y del futuro. A efectos de que esta no sea sólo la visión adultocéntrica de los jóvenes las PROPUESTAS que sugerimos son: 1. Una exploración acerca de expectativas y propuestas de los jóvenes de distintos medios, mediante entrevistas en profundidad . 2. Creación tentativa de algunos talleres barriales para reunión y diálogo acerca de ideas relativas a espacios urbanos y sociales que supongan mejores niveles de participación. Todo hecho convertido en algo pensable es un ganarle preventivamente a la violencia.