INVESTIGADORES
FINQUELIEVICH Susana
capítulos de libros
Título:
Los impactos de la incorporación de TIC en los gobiernos locales y en los servicios a los ciudadanos. Los casos de Buenos Aires y Montevideo
Autor/es:
SUSANA FINQUELIEVICH; SILVIA LAGO MARTINEZ; ALEJANDRA JARA
Libro:
Internet y Sociedad en América Latina y el Caribe
Editorial:
FLACSO Ecuador - IDRC
Referencias:
Lugar: Quito; Año: 2001; p. 58 - 84
Resumen:
La sociedad civil está atravesando un período de reconformación. La informática tiene la potencialidad de facilitar y ampliar en forma continua las capacidades de los individuos en el contexto de las instituciones, empresas, organizaciones y gobiernos en los que trabajan. Las tecnologías de la sociedad de la información (informática y comunicaciones – TIC), permean todas las actividades de producción, consumo, intercambios, administración, gobierno, recreación, finanzas, el comercio y la educación. Se revela una necesidad emergente en todos los sectores de la sociedad de hallar los medios y las maneras de optimizar las oportunidades que presentan las TIC para mejorar la gobernabilidad, para implementar nuevos canales de comunicación entre gobiernos y ciudadanos, para tejer y reforzar redes comunitarias, para ingresar en forma proactiva a la Sociedad de la Información. “Redes ciudadanas”, “Gobierno electrónico”, “Ciudades digitales” son expresiones que suenan frecuentemente en nuestros días. Todas ellas se refieren a nuevas formas de interacción entre ciudadanos y gobernantes locales, a nuevas concepciones de la política urbana, utilizando medios electrónicos. Los paisajes urbanos –tanto los edilicios, los construidos, como los sociales- se han transformado irreversiblemente en esta transición de milenios. Nuestra percepción, en tanto que ciudadanos, del espacio, de tiempo, de la política, de lo público y lo privado, de lo local y lo global, también han sufrido poderosas transformaciones. Como plantean Bryan, Tsagarousianou y Tambini (1998), el desarrollo de las TIC ha contribuido en una gran proporción, a los cambios que afectan a las ciudades y a las sociedades contemporáneas. En lo que se refiere a las políticas locales, las transformaciones de las ciudades en nodos de comunicación por medios telemáticos, y los cambios de los gobiernos municipales en redes informáticas que facilitan la administración, la comunicación y la interacción con otros niveles de gobierno y con los ciudadanos, se combinan con intentos y experiencias de la sociedad civil y de las autoridades regionales y nacionales de incorporar diversas versiones del “gobierno electrónico”. La “democracia electrónica”, como medio para mejorar las respuestas y la fiabilidad de las instituciones políticas, ha atraído el interés de académicos, políticos y activistas desde los 1960s, cuando, armados de optimismo y fe en el potencial democrático de las nuevas tecnologías, los activistas implementaron una gran variedad de medios de comunicación (como radios libres o piratas). Desde entonces, los diversos experimentos con informática remota, tecnología de teleconferencias y televisión interactiva por cable ha despertado numerosos debates dobre las ventajas y los riesgos de estas tecnologías en los procesos sociales y políticos (Tsagarousianou, 1998). El concepto de gobiernos en línea no es nuevo: se ha hablado de él desde los primeros tiempos de la Red. Desde la mitad de los 1980s el desarrollo de redes informáticas ha alterado considerablemente los términos del debate sobre los usos de las nuevas tecnologías en los procesos democráticos. Pensadores como Rheingold (1996) sostenían que las TIC tenían la capacidad de desafiar a los monopolios de las jerarquías políticas existetes sobre los medios de comunicación, y de revitalizar la democracia basada en los ciudadanos. Más aún, podían amplificar el poder de los grupos de base para colectar información, organizar acciones ciudadanas, cambiar la opinión pública y guiar las políticas nacionales y locales. Lo que sí es nuevo es la evolución de la tecnología de Internet, que hace que la gobernabilidad electrónica se haga posible, al menos en sus aspectos tecnológicos. La mayor parte del software necesario está ya listo para usar. Lo que le sigue es un proceso de profunda reflexión y debate sobre cómo queremos gobernarnos.