INVESTIGADORES
PILATTI Angelina
congresos y reuniones científicas
Título:
Consumo de alcohol en niños, niñas, adolescentes y jóvenes de Argentina
Autor/es:
PILATTI, ANGELINA
Reunión:
Conferencia; Jornadas de investigación e intervención sobre consumo de alcohol en Uruguay; 2019
Resumen:
El consumo de alcohol presenta patrones asociados a la edad. La adultez emergente es la etapa del desarrollo con mayor prevalencia de consumo de alcohol, incluso también de consumo episódico excesivo. Sin embargo, es posible rastrear a etapas más tempranas del desarrollo, como la niñez y la adolescencia, el inicio del consumo de alcohol. El inicio del consumo a edades tempranas se asocia de manera robusta al consumo excesivo de alcohol y a los problemas derivados de este consumo. Limitaciones importantes de muchos trabajos locales -y regionales- son el diseño transversal y la obtención de datos sólo en individuos mayores de 12 años. En este trabajo presentaremos resultados de nuestro grupo de trabajo que busca superar estas limitaciones describiendo longitudinalmente el consumo de alcohol y otras sustancias en muestras grandes de niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Una novedad es que examinamos estas conductas incluso desde antes del inicio regular. Desde 2014 realizamos la encuesta ELSA (Estudio Longitudinal Sobre Alcohol) que examina conductas de consumo de sustancias desde el ingreso a la universidad y durante los años subsiguientes. Hasta el momento examinamos dos cohortes de ingresantes universitarios (≥4000 cada muestra, 2014 y 2016, Córdoba Capital) y actualmente estamos realizando la cohorte 2018. Los resultados de ELSA indican que el consumo de alcohol es prácticamente normativo (e.g., 80% de la muestra reportó consumo de alcohol en el último mes) y que cerca del 70% reportó al menos un episodio de CEEA durante los 6 meses previos (ELSA cohorte 2016). Todos los indicadores de consumo de alcohol se exacerban entre quienes comenzaron a tomar alcohol temprano en la vida (definido como 14 años o antes, versus 15 o más). Resultados del análisis de trayectorias (ELSA cohorte 2014) muestran que, aunque la frecuencia de consumo de alcohol no varió significativamente a lo largo del tiempo, la cantidad de gramos de alcohol consumidos por ocasión y al mes mostró una reducción significativa a lo largo de las mediciones repetidas. Mediante un análisis de crecimiento de curva latente se encontró que quienes tenían un mayor consumo al inicio mostraron ser más resistentes a reducir el consumo. Además, encontramos que los varones reportaron consumir mayor cantidad de alcohol al mes que las mujeres y, además, que los varones cambiaron su consumo de manera más lenta que las mujeres. En el marco de una cooperación internacional (n= 1429 universitarios bebedores de EE.UU., España y Argentina) encontramos que las creencias sobre el papel del alcohol durante la universidad se asociaron, transversal y prospectivamente, con un mayor consumo de alcohol y mayor número de consecuencias negativas y, además, mediaron el efecto de impulsividad rasgo sobre estos indicadores.Asimismo, resultados de un estudio longitudinal con una muestra de niños, niñas y adolescentes cordobeses (≥1700, muestran que sólo el 24% de niños y adolescentes (10-15 años) no tomó alcohol alguna vez en su vida. La progresión asociada a la edad muestra aumentos drásticos: el 10% de los niños de 10 años y el 80% de los adolescentes de 15 tomó alguna vez ≥1 vaso. Un 20% de niños y adolescentes (10-15) tiene consumo episódico excesivo (CEEA; ≥42/70 gramos de alcohol puro, dependiendo de edad y sexo, por ocasión de consumo) cada vez que toma alcohol, mientras que el 68% de estudiantes universitarios de primer año realiza CEEA ≥1 por mes. Examinamos la relación que factores generales (rasgos de personalidad, exposición temprana al alcohol) y factores específicos (normas sociales de consumo de pares y padres, motivos de consumo) mantienen sobre estas conductas adictivas. El inicio temprano del consumo (IT+: ≤14 años), las previas, normas sociales permisivas hacia el uso de sustancias, una baja percepción de riesgo del consumo y factores de personalidad como extroversión e impulsividad, exacerban aún más los indicadores de consumo. Estos resultados pueden aplicarse para el diseño de estrategias preventivas centradas en el individuo (e.g., aumentando percepción de riesgo o minimizando el impacto de la impulsividad), la familia o escuela (e.g., modulando las normas sociales y la aprobación del consumo, o detectando precozmente individuos a riesgo) y la sociedad en su conjunto (e.g., dando base racional a leyes y políticas tendientes a demorar el acceso de alcohol a los menores o reducir la disponibilidad o facilidad de acceso a las sustancias).