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En el marco del modelo de industrialización por sustitución de importaciones, desde la década de 1960 hasta la de 1980, los indicios que parecían apuntar a una profundización del crecimiento industrial en la provincia (pérdida de importancia del sector primario), en realidad llevan a un fortalecimiento del sector de servicios (Stumpo 1992). Así, se da un proceso de terciarización de la economía, pero no en el marco de un crecimiento productivo, ni vinculado al desarrollo de actividades complementarias de la producción industrial y agropecuaria, sino debido a un aumento del aparato burocrático estatal. En lugar de darse un proceso de desarrollo convencional, en el cual decae la importancia del sector primario de la economía, mientras que aumenta la del sector secundario y la del terciario, como acompañamiento de aquel, en el caso de Jujuy se observa un proceso de terciarización de la economía, donde tanto el sector primario como el secundario pierden importancia. Este proceso de terciarización, basado en la expansión del sector público, especialmente en contratación de personal, tiene un límite muy concreto: los recursos del sector público. Es así que Stumpo (1992) predijo la necesaria crisis que habría de producirse al llegar a este límite, dado que, además, el sector industrial se había concentrado en tres ramas, cuyas posibilidades de expansión eran escasas, si no nulas. Las políticas implementadas a nivel nacional durante los años noventa, de privatizaciones y reducción del empleo público, golpearon aún más a la debilitada estructura económica de la provincia. La consecuencia no podía ser otra que la explosión de las tasas de desocupación, con el consiguiente empeoramiento de los niveles (ya de por sí elevados) de pobreza. En el nuevo escenario posterior a la devaluación del año 2002 y con políticas orientadas al mercado interno parece oportuno discutir las posibilidades del sector industrial de Jujuy para recuperar su crecimiento y convertirse en instrumento de desarrollo provincial. En particular, en este artículo nos interesa estudiar la importancia del sector en la generación de empleo a nivel de la provincia. La capacidad de la industria de contribuir de manera relevante en la generación de empleo es un tema que vale la pena discutir. Al respecto, CEPAL (1964) critica la industrialización latinoamericana puesto que debido a su falta de programación deliberada ha tenido como consecuencia que este proceso no ha sido capaz de promover el desarrollo económico y social como podría haberlo hecho. Se observa que pese a haber tenido un vigoroso empuje, el proceso de industrialización no dio solución al problema de la plena utilización de la mano de obra desempleada ni tampoco a la equidad y al desarrollo armónico de las naciones. Como muestra de este aserto se señalan la persistencia del desempleo y el subempleo y los problemas distributivos que se manifiestan en los países latinoamericanos. En ese sentido, la elección de tecnologías productivas ahorradoras de mano de obra y capital intensivas acentuó el desajuste entre el la creación de empleo industrial y el crecimiento demográfico. Además, la tendencia a la generación de estructuras de mercado no competitivas dificulta una distribución más equilibrada de los frutos del desarrollo. En la década de 1990 en particular tuvo lugar un notable proceso de expulsión de la mano de obra en el sector industrial argentino, dando lugar a que hacia fines de la década el total de asalariados ocupados en el sector se redujera una quinta parte con respecto a la situación un lustro antes. Por consiguiente, la elasticidad empleo del producto resultó negativa en ese período. (Azpiazu et al.2001) En este marco, preguntarnos sobre el impacto de la industria en el empleo en Jujuy parece un tema tanto pertinente como relevante en una provincia que sufrió problemas de empleo y condiciones de vida desfavorables de su población en buena parte de su historia.

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