INVESTIGADORES
GOLOVANEVSKY Laura Andrea
congresos y reuniones científicas
Título:
El sector agropecuario jujeño: concentración y reordenamientos en la posconvertibilidad.
Autor/es:
LAURA GOLOVANEVSKY; MARIANA BERNASCONI; FLAVIA MAZZINI
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Jornada; 2das Jornadas CEUR; 2023
Resumen:
El actual ciclo de capitalismo globalizado, con hegemonía del capital financiero y nuevos paradigmas tecnológicos, generó una renovación de los debates sobre el rol del sector agropecuario en el proceso de acumulación y el desarrollo. Desde los años setenta se vienen produciendo significativas transformaciones en el sector agropecuario argentino, las cuales presentaron grandes áreas de continuidades luego del derrumbe de la política económica basada en la convertibilidad del tipo de cambio fijo y atrasado (Bendini y Steimbreger, 2005; García y Rofman, 2021; Valenzuela y Vito, 2008). De manera sintética podemos enunciar que la bibliografía sobre el tema señala que, en el plano de los actores, se ha visto el ingreso de nuevos inversores –muchos de ellos, extranjeros-, el crecimiento de otros que ya existían y el desplazamiento de los pequeños y medianos productores (Manzanal, 1999). En el ámbito productivo se verifica el incremento notorio de la producción agrícola pampeana de granos y oleaginosas, la expansión de la frontera agrícola hacia el chaco salteño –en lo que Manzanal (1999) denomina como un proceso de pampeanización-, el desarrollo de algunas producciones regionales vinculadas con las demandas del mercado externo y el crecimiento de las inversiones en tierras productivas, favorecidas por los bajos precios relativos de las mismas en comparación con otras de igual rendimiento en otros países. A estas mutaciones Rofman et al. (2008) agregan el crecimiento de la escala de producción con un aumento en el tamaño de las explotaciones, en el uso intensivo de capital, la tecnología, los insumos industriales, la ciencia y biotecnología, la difusión de distintas formas de flexibilización laboral, el incremento de la pluriactividad y la articulación a las cadenas agroalimentarias del capital multinacional cada vez más subordinada por parte de los productores argentinos.La dinámica económica de Jujuy entre 2002 y 2019 exhibe que, al igual que en el resto del país, este fue un período de expansión de la actividad provincial, con particular intensidad hasta el año 2007, registrando tasas de crecimiento superiores al 7% anual (Bernasconi, 2021a). Este desempeño, no obstante, no fue uniforme para todos los sectores productivos. El sector agropecuario y la industria fueron los que menos crecieron entre 2004 y 2019, mientras que la minería extractiva fue el sector más favorecido a lo largo de todo el ciclo, incluso en la última fase de recesión generalizada para toda la economía (Bernasconi, 2021b). Esta característica local marca una diferencia notable con respecto al total del país, ya que el sector agroganadero nacional creció prácticamente al mismo ritmo que el producto a lo largo de estos años. Al 2019 las actividades económicas predominantes en Jujuy eran la administración pública, el comercio y la actividad inmobiliaria y empresarial. Así, se produjo una ruptura notable con respecto a la estructura de 2004, cuando la industria y la actividad agropecuaria se encontraban entre los sectores con mayor peso en la economía provincial, junto con la actividad comercial (Bernasconi, 2021a). La contracción relativa de los sectores productores de bienes frente a los servicios constituye una tendencia mundial, que data desde mediados de la década de 1970 (Grigera, 2011). El retroceso de los productos transables tiene que ver en gran medida con los procesos de deslocalización de las cadenas productivas, la mundialización de los capitales y las políticas de apertura de los mercados (Costantino, 2018). En el caso de las economías regionales la literatura también señala que se reconoce en los últimos años un proceso de hiperespecialización en actividades ligadas a la explotación de los recursos naturales, retrocediendo la estructura productiva de las provincias en diversidad y complejidad (Gorenstein, 2012).Siguiendo a Gorestein, Schorr y Soler (2011), durante el siglo XXI buena parte de las producciones de las provincias del Norte del país se ha integrado al núcleo básico de exportaciones nacionales -constituido por la soja y sus derivados, diversas commodities y los minerales e hidrocarburos-. En el caso de Jujuy, se corrobora el ingreso de numerosos bienes jujeños a los mercados internacionales. Los productos de exportación con mayor participación en el total provincial entre 2001 y 2015 se concentraron, en promedio, en el tabaco, el azúcar, porotos, plomo, cítricos y, en los últimos años, en la minería de plata, que ha copado casi la mitad del valor de las ventas externas de la provincia. También el cinc y los boratos tienen una participación destacada en el conjunto, y, más recientemente, el carbonato de litio ha ganado fuerte participación. Sin embargo, los resultados muestran que las exportaciones jujeñas sostuvieron una participación baja sobre las ventas del país al mundo, oscilando entre el 0,4 y el 0,8% sobre el total nacional. Como se señala en Bernasconi (2021b), la inserción internacional de las principales cadenas jujeñas implica que en el territorio se ejecutan las primeras fases de proceso productivo y no se desarrollen eslabonamientos interindustriales, reduciendo la capacidad de general valor local y más y mejores empleos para los habitantes de la provincia. Ello facilita nuevas lógicas de producción y circulación de bienes, que redefinen y profundizan las barreras territoriales, traban la diversificación productiva y el desarrollo y subordinan a las regiones a los requerimientos del capital transnacional (Gorestein, Schorr y Soler, 2011).Ante este escenario nos preguntamos por las características que el sector agropecuario de la provincia de Jujuy adquirió desde la salida de la convertibilidad, el peso que el sector representa en la actividad económica y el empleo local, así como las transformaciones durante el ciclo en términos productivos y de los sujetos sociales. Analizamos mediante técnicas estadísticas descriptivas el desempeño y las características del sector agropecuario jujeño en el período denominado como la posconvertibilidad, tomando como fuentes principales los tres censos agropecuarios levantados en el ciclo (2002, 2008 y 2018), combinado con una ponderación de su aporte al producto bruto geográfico y al empleo, a partir del CNPV 2010. Se espera aportar a la discusión sobre la híper especialización regional y la heterogeneidad que asume la estructura productiva y social agraria argentina, entendiendo que, si bien no se trata de un rasgo distintivo del siglo XXI, durante estos años las tendencias se han exacerbado. De esta manera, las brechas entre el sector agropecuario moderno y aquel otro sector que subsiste en los márgenes del sistema se han ampliado (García y Rofman, 2009). Algunas investigaciones recientes en base a datos preliminares del relevamiento del 2018 para el caso provincial dan cuenta de una participación mayor de las explotaciones agropecuarias con límites definido frente a aquellas sin delimitar en comparación a décadas previas (Alcoba y Alcoba, 2021). La preponderancia de explotaciones sin límites definidos sobre el total de unidades de la provincia se trata de un aspecto que caracterizó históricamente a la región del NOA, dando cuenta de la precarización en la titularidad de la tierra, proceso que pareciera estar empezando a revertirse. ResultadosLos resultados muestran que la contribución del sector agropecuario al PBG jujeño viene en declinación desde el año 2004, es decir, si bien los precios relativos del sector han mejorado con la posconvertibilidad (Manzanelli y Basualdo, 2016), en términos de valores corrientes el peso relativo del sector cayó del 11,9% al 4,7% del producto en 2019. A partir de una mirada retrospectiva se advierte que la pérdida de importancia de este grupo de actividad se trata de un proceso en desarrollo iniciado en la década del setenta. La declinación en la participación de la actividad agrícola ganadera en el PBG se compensa con el crecimiento del sector terciario, especialmente el comercio y la administración pública (Golovanevsky, 2013), en tanto que el peso de la industria también desciende (Bernasconi, 2021b).En términos de empleo, según datos del CNPV 2010 (último disponible), el 9,4% de la población ocupada de la provincia se encontraba empleada en la rama de Agricultura, Ganadería, Caza, Silvicultura y Pesca. Si bien la ocupación absoluta en el sector agropecuario creció en el período, pasando de 25.270 personas empleadas en 2001 a 26.206 en la década siguiente, su participación relativa en el total del empleo provincial se redujo, ya que los niveles de empleo en Jujuy mejoraron a partir de la recuperación iniciada en 2003, aunque a un ritmo menor que el exhibido por el resto del país e, incluso, el NOA en su conjunto (Golovanevsky y Schorr, 2013). De esta forma, el peso del sector primario en el empleo cayó cinco puntos porcentuales en el lapso de diez años. Dentro del grupo de ocupados en esta rama, las tres cuartas partes eran asalariados del sector privado (55% con aportes jubilatorios), 2% eran patrones, 14% eran trabajadores cuenta propia y 8% trabajadores familiares (94% de ellos sin aportes jubilatorios). Es decir, si bien la importancia del sector agropecuario decayó en términos de contribución a la producción provincial, aún es relevante en la generación de empleo, especialmente formal. Asimismo, aunque los pequeños productores que suelen emplear mano de obra familiar no presentan gran magnitud en términos relativos, cabe destacar la sustancial importancia que reviste la agricultura familiar en la diversidad productiva y en la producción de alimentos para consumo humano y local (Chavez y Alcoba, 2014). Por otra parte, se hallaron algunos indicios sobre el incremento de la búsqueda de ingresos extra prediales entre los pequeños campesinos en la posconvertibilidad, toda vez que la mano de obra familiar permanente se redujo a tres cuartas partes, mientras que el número total de productores también disminuyó, pero en mucho menor escala (19%). De esta forma, los productores pasaron a representar el 44% de la mano de obra predial en 2018, ganando diez puntos porcentuales de participación en el período. Al respecto debe considerarse algunos factores que en las últimas décadas influyen sobre el mercado de trabajo agropecuario, como el descenso de la población rural y la tendencia hacia su urbanización creciente (Chavez y Alcoba, 2019). De hecho, desde la década de 1990 en el centro de la Quebrada y en los Valles cálidos viene disminuyendo la población rural, mientras que persisten elevados índices de ruralidad en la puna y en los departamentos de Valle Grande y San Antonio (Golovanevsky, Bergesio y Reid Rata, 2021). Rofman et al. (2008) marcan que la devaluación de principios de siglo consolidó la posición relativa de los capitales más concentrados de la agricultura, generalmente asociados con la exportación, proceso que venía materializándose ya en los últimos relevamientos censales. En Jujuy el fenómeno de concentración aparece con claridad en el período bajo análisis, ya que cada vez son menos las explotaciones agropecuarias, pese a que la superficie productiva crece. Como se aprecia en la figura 1, si bien la cantidad de hectáreas productivas de Jujuy aumentó casi un 20% entre 2002 y 2018, la cantidad de EAP se redujo en un 3,8%. No obstante, las EAP con límites definidos crecieron un 7,2% en el período, tras pasar de 4.061 unidades en 2002 a 4.354 en 2018. Entonces, se plantea como hipótesis que las EAP con límites definidos crecen en unidades, absorbiendo en parte la caída de las EAP sin límites, pero es aún más importante el crecimiento en tamaño de las unidades ya existentes. Por ello, el tamaño promedio de las explotaciones con límites de la provincia creció en el período, aunque en menor medida que en el total del país y el NOA, mientras que en términos de superficie las explotaciones de Jujuy tienen un tamaño bastante menor que en el plano nacional y regional (352 has promedio para 2018, contra 690 para Argentina y 475 en el NOA). Figura 1. Explotaciones agropecuarias totales y con límites definidos (eje izquierdo, unidades) y superficie de explotaciones con delimitación (eje derecho, en hectáreas), Jujuy, 2002-2018. Fuente: elaboración propia sobre la base de Censos Nacionales Agropecuarios 2002, 2008, 2018 (INDEC)El reordenamiento productivo se da en los estratos medios, donde los medianos productores (entre 50 y 2.500 hectáreas) ganan participación a costa de los pequeños (entre 5 y 50 hectáreas), aunque sin decrecer de manera marcada en términos absolutos (tabla 1). En consecuencia, estos grupos, que en 2002 representaban el 31% y el 27% de la cantidad de explotaciones agropecuarias de la provincia, respectivamente, al 2018 equivalían al 38% y 21%. Tabla 1. Cantidad de explotaciones agropecuarias y superficie de las explotaciones, por tamaño, 2002-2018 Fuente: elaboración propia en base a Censos Nacionales Agropecuarios 2002, 2008, 2018 (INDEC) A nivel regional, la caída en la cantidad de EAP fue mayor que en el caso de la provincia de Jujuy, verificándose la desaparición de más de 19.500 unidades entre el censo 2002 y 2018 para el NOA, equivalente al 29% del total. En el caso del NOA, EAP con límites y sin límites se mueven con igual signo, pero el descenso de las segundas más que duplica al de las primeras, en tanto que la superficie total no se incrementa, sino que disminuye levemente. Esta conjunción de acontecimientos indica que probablemente el proceso de concentración de la tierra productiva haya sido superior en otras provincias del NOA que en Jujuy. No obstante que la concentración de la tierra haya sido mayor en otras provincias, un indicio adicional de la profundización del avance de los capitales más concentrados en la estructura agraria jujeña se halla en el arreglo productivo de la agricultura provincial. La superficie implantada con cultivos industriales prácticamente se ha duplicado, pasando de representar el 48% del total de hectáreas productivas en 2002 al 75,4% en 2018. La explicación de esta notable expansión obedece al crecimiento de la superficie cultivada con caña de azúcar que sumó casi 59 mil hectáreas nuevas. Igualmente es notable el aumento de los granos y oleaginosas, aunque la evolución en términos absolutos de ambas plantaciones suma poco más de cuatro mil hectáreas. Como Sili (2016) indica, las condiciones económicas y financieras mundiales de las últimas décadas (creciente y persistente demanda internacional de bienes primarios y agroalimentarios, con consecuentes aumentos de precios) alentaron la búsqueda de mayores escalas productivas. El avance de los cultivos industriales en Jujuy se dio gracias al crecimiento de la superficie cultivada total de la provincia, pero también en desmedro de la producción de legumbres, hortalizas, forestaciones, forrajeras y frutales, entre otros cultivos que perdieron hectáreas implantadas. Igualmente se verifica una disminución de bosques naturales del 22% entre las puntas, así como la reducción a la mitad de las tierras aptas no utilizadas. Como contracara, las explotaciones sin límites definidos, tradicionalmente asociadas a pequeños productores de la agricultura familiar y/o a terrenos para usos comunitarios (Obschatko et al., 2006), son las que han perdido participación en la estructura productiva del sector jujeño. Mientras que en 2002 las EAP sin delimitaciones eran casi cinco mil unidades que representaban el 54,8% de las explotaciones totales, para 2018 estas no sólo han visto reducido su peso, al pasar a significar el 44,3% de las unidades agropecuarias de la provincia, sino que se redujeron en términos absolutos, al perder 1.464 explotaciones. Un análisis por departamentos de la provincia muestra que las mayores reducciones de las EAP sin límites se dieron en Santa Catalina, San Pedro, Yavi, Humahuaca y Tilcara. En cuanto al régimen de tenencia de la tierra se aprecia un notable incremento del arrendamiento (76%) en relación al 2002, al igual que en resto del NOA (Alcoba y Alcoba, 2021), así como prácticamente la desaparición de los contratos accidentales. Sin embargo, las tierras arrendadas significan apenas el 3,3% de la superficie explotada en la provincia. Esta modalidad de tenencia se expandió en los departamentos de Santa Bárbara, San Pedro y Yavi. También se verifica un crecimiento del 12% de la propiedad de las tierras, espacialmente en los departamentos de la puna, pero este incremento resulta muy menor al descenso de casi un tercio de las EAP sin límites definidos, lo que no permite aventurar conclusiones acerca del mejoramiento de la situación de los pequeños productores frente a la tenencia de las tierras que trabajan. Cabe destacar, asimismo, el crecimiento de la ocupación de hecho, particularmente en tierras fiscales en Rinconada, y la regularización de las sucesiones indivisas superior al 70%. Todo ello indicaría la subsistencia de lógicas de subordinación para la agricultura familiar, campesina e indígena.ConclusionesPodemos señalar que durante la posconvertibilidad se acentuaron algunas tendencias en la estructura agraria provincial, resultando especialmente beneficiados los sectores tradicionalmente dominantes de la economía local ligados a la caña de azúcar. Así se profundizan los procesos de integración vertical y horizontal por parte del capital concentrado en respuesta a los requerimientos de la demanda internacional, alterando el sistema productivo y, en consecuencia, la sociedad y el territorio (Randonich y Steimbreger, 2007). Para el caso bajo análisis se aprecia, en este sentido, el retroceso en términos de diversificación productiva y la retracción de los pequeños productores. Como señalan las autoras citadas, la creciente concentración de capital en las grandes empresas y el avance de la mecanización producen cambios en el acceso y modalidades de trabajo agrario: disminuye la actividad como ocupación permanente y, en consecuencia, crece la participación de mano de obra temporaria y diversas modalidades de pluriactividad (ídem). Vemos para Jujuy la pérdida de importancia del sector en la generación de empleo, el avance de la minería y de los servicios en la estructura productiva jujeña, la disminución de la población rural en algunas zonas, así como indicios del abandono del trabajo familiar en los predios y la retracción de los trabajadores permanentes. Todo ello conduce a reforzar a partir del caso estudiado los hallazgos recientes de la literatura acerca de la profundización de la especialización regional y la heterogeneidad que asume la estructura productiva y social agraria argentina. Referencias bibliográficasAlcoba, D. y Alcoba, L. (2021). 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