INVESTIGADORES
TATIAN Diego
congresos y reuniones científicas
Título:
Vida política y espacio público en el pensamiento de Hannah Arendt
Autor/es:
CARLOS LONGHINI, DIEGO TATIÁN
Lugar:
Córdoba
Reunión:
Congreso; X Congreso Nacional de Filosofía - Asociación Filosófica Argentina (AFRA); 1999
Institución organizadora:
Asociación Filosófica Argentina (AFRA)
Resumen:
Cuando se pretende realizar un acercamiento a la noción de "política" de Hanna Arendt, es necesario demarcar un campo de tensiones teóricas que es posible se encuentren presentes en su pensamiento aunque no siempre estén expresadas de manera explícita. En general, estas tensiones se hallan inmersas en lo que podríamos decir es otra versión de la "querella entre antiguos y modernos", esto es, entre politeia y Leviathan. Mientras que esta última se identifica más con la política del orden y la unidad, Arendt simpatiza con la primera que es la política pensada, ante todo por Aristóteles, que no elude el conflicto y la multiplicidad sino que más bien los ensalzan e identifican como propios de la política. Para esta tradición la concentración del poder en un soberano es un signo de despolitización, aunque -a diferencia de Aristóteles- para Arendt el hombre no es político por naturaleza sino que serlo es una forma de vida, que es vida en pluralidad -entre otros- lo que supone principalmente: hablando y actuando libremente con otros, lo que significa una de las primeras consecuencias de la igualdad. Sin embargo, ha habido en la historia moderna -a pesar de la tendencia dominante en contrario- momentos en los que se vivió algo parecido a la experiencia de la polis griega: los pequeños grupos de la revolución francesa y norteamericana, los consejos de la revolución húngara, los soviets, los movimientos estudiantiles del ‘68. Esos momentos fueron pasajeros pero de una intensidad esencial para la política pues se estuvo frente a una pluralidad irrepresentable que no tardó en ser asimilada por la burocracia. Para Arendt la pluralidad no es representable en ninguno de los dos sentidos: por una parte, no puede ser una imagen de nada y, por otra, no puede concentrarse en uno en quien los otros delegan el poder. Representación resulta ser lo opuesto de participación del ciudadano en el poder público.