Amsterdam 1600. Radicalismo democrático y lengua popular

DIEGO TATIAN

Buenos Aires

Jornada; XII Jornadas de Investigación den Filosofía; 2010

Universidad Nacional de General Sarmiento

El término “radical” empleado para designar un conjunto de ideas y pensadores en la historia política y filosófica de la ilustración europea entre 1650 y 1750, fue recientemente acuñado con ese sentido por Jonathan Israel en su conocido libro Radical Enlightenment (2001). Sin embargo, como ha sostenido Pim den Boer en una contribución sobre el “diccionario libertino” de Adriaen Koerbagh, se trata de un uso anacrónico, pues los vocablos “radical”, “radicalismo” o “radicalidad”, que según los diccionarios de la época no tenían en el siglo XVII ninguna connotación política, adquieren su sentido moderno sólo en los movimientos emancipatorios y políticos del siglo XIX -en particular en Inglaterra y Francia . No obstante su pertinencia, esta apreciación de historia conceptual no invalida -pues las palabras podrían haber sido otras- la tesis de un acontecimiento filosófico, político y cultural en el seno mismo de la Ilustración, que tiene su origen en la ciudad de Ámsterdam en torno a 1650 y se extiende por toda Europa en el curso de los siguientes cien años. Un acontecimiento, que “hace un hueco” en las disputas culturales entre Anciens et Modernes y significa un desvío por relación a la tradición victoriosa de Ilustración (llamada “moderada” por Israel). Se trata pues de una ruptura cultural que conmueve en modo decisivo la relación entre filosofía y lenguaje.