INVESTIGADORES
LOPEZ Alejo
congresos y reuniones científicas
Título:
Tránsitos caribeños en Nueva York: extraterritorialidad y transnacionalismo en la literatura nuyorican
Autor/es:
ALEJO LOPEZ
Lugar:
La Plata
Reunión:
Congreso; X Congreso Internacional Orbis Tertius; 2019
Institución organizadora:
Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria (IdIHCS, UNLP-CONICET)
Resumen:
Dentro de la crucial relación histórica entre los Estados Unidos y Latinoamericana la ciudad de Nueva York ocupa un lugar central, especialmente, a partir de su vínculo histórico con la historia caribeña. Nueva York constituye hoy un punto vital de cualquier mapa del Caribe. La ciudad fue uno de los grandes polos de atracción de los procesos migratorios latinoamericanos, y especialmente antillanos, al punto de que la primera novela de la migración hispánica en los Estados Unidos aparece, precisamente, en Nueva York cuando en 1914 el colombiano Alirio Díaz Guerra, exiliado político desde 1885, publica su novela Lucas Guevara.. A su vez, Nueva York albergó a la gran mayoría de los exiliados políticos antillanos durante sus luchas independentistas, los cuales transformaron a la ciudad en cuna y sede de muchos de estos movimientos emancipatorios del Caribe. La antillanidad de Nueva York no sólo surge de este papel trascendental para la historia caribeña, sino también del influjo constante que las oleadas migratorias del archipiélago le han impreso, y le continúan imprimiendo hasta el día de hoy a sus barrios y sus calles. De todas estas migraciones antillanas a Nueva York no hay ninguna tan profusa y tan apegada a la historia de la ciudad como la migración puertorriqueña y la denominada cultura nuyorican o niuyorriqueña, surgida de la misma. La ciudad de Nueva York concentró la gran mayoría de la migración puertorriqueña a los Estados Unidos y en ella surgió la cultura de la diáspora puertorriqueña, la cual por medio del neologismo spanglish ?nuyorican?, designada la emergencia de una cultura híbrida situada en ese intersticio entre la cultura insular de Puerto Rico y los barrios neoyorquinos, espacio liminar que albergaba las incesantes oleadas de puertorriqueños a través de su Diáspora. De este proceso migratorio surgió una tradición literaria abocada a redescubrir el legado caribeño de estos sujetos migrantes a través de sucesivos retornos y desvíos del acervo afro-antillano de Puerto Rico, volviéndose así el Caribe un núcleo privilegiado de significación para las poéticas gestadas por los escritores niuyorriqueños desde sus inicios hasta la actualidad. La antillanización de Nueva York atraviesa así toda la historia de la ciudad y se visibiliza, muy especialmente, en la literatura surgida de las comunidades diaspóricas que habitan sus barrios, una cultura antillana que pobló sus calles no sólo con sus hombres y mujeres trasplantados, sino también con su música, sus comidas, sus colores, etc., todo un paisaje cultural que se volvió el centro de una tradición literaria que afianzó una imaginario antillano de Nueva York como un enclave más de esas islas que se repiten, al decir de Antonio Benítez Rojo, hasta conformar el archipiélago caribeño.