Sobre los efectos físicos de la escritura: el caso de las vasijas griegas de los siglos VIII y VII a. C.

ANALÍA SAPERE

Santiago

Encuentro; XVII Encuentro Internacional de Estudios Clásicos "El bien supremo del mortal es la salud".; 2022

En el presente trabajo proponemos analizar un grupo de inscripciones griegas arcaicas en vasijas de los siglos VIII y VII a. C., el vaso del Dípilon, la copa de Néstor y la Copa de Tataia. El corpus fue seleccionado en función de dos criterios; el primero de ellos, su antigüedad, en tanto que se trata de los primeros registros de escritura alfabética griega; el segundo, su contenido, dado que, en todos los casos, los textos de las vasijas aluden a distintos efectos en el cuerpo (y en la salud) que son producto de (o están en relación con) su uso. En un análisis preliminar, advertimos que dichos efectos corporales involucran tanto a los objetos depositarios de la escritura (en la medida en que se alude a la integridad física de las vasijas) así como a quienes los utilicen en tanto eventuales poseedores o simples portadores (cuya salud o estado anímico es referido), lo que, a nuestro juicio, responde a una estrategia deliberada (producto de una práctica) que pretende establecer una identificación entre los objetos y sus usuarios en un contexto performativo. Nuestro abordaje será en primer lugar filológico, dando cuenta de los procedimientos discursivos presentes en los epígrafes (atendiendo a las fórmulas empleadas, el vocabulario, las recurrencias, etc.). Nos valdremos asimismo de una metodología intertextual, dado que los pasajes estudiados se pondrán en paralelo con otros segmentos literarios y epigráficos, a los efectos de iluminar la interpretación. Resultará pertinente además considerar las características materiales de las vasijas y su contexto arqueológico.El análisis previamente esbozado nos permitirá, finalmente, extraer conclusiones en torno a la predominancia de la corporalidad y de los efectos físicos y anímicos de la escritura alfabética griega en los primeros estadios de su desarrollo. Para ello, nos valdremos de las nociones de Derrida de “repetición en ausencia” y de “diseminación” (cf. “Firma, acontecimiento, contexto”, 1971), pues postularemos que el énfasis que se aprecia en las inscripciones de las vasijas respecto de la corporalidad puede ser interpretado como un intento de anclar físicamente la escena de lectura y, de este modo, limitar y controlar sus alcances (y su interpretación), para subsanar la ausencia que comporta el signo escrito. Así pues, al referir el estado físico tanto de los objetos de escritura como de sus usuarios, la propia vasija proporciona (crea, imagina) y prevé (condiciona) una escena concreta de lectura, que a su vez tendrá la función de limitar los alcances de su enunciado. La fundamentación antigua de esta práctica la remontaremos al testimonio platónico de Fedro 274c5-275b2, en donde el autor plantea su inquietud en torno a los problemas de la circulación de la palabra escrita.