Cuando el pasado vuelve. Un viaje a la Colonia en pleno siglo XX. (Sobre El Entenado de Juan José Saer)?

CARMEN PERILLI Y MARÍA JESÚS BENITES (COMPS.) LORELEY EL JABER

Siluetas de papel. El autor como lector

Corregidor

Lugar: Buenos Aires; Año: 2011; p. 151 - 167

El presente artículo trabaja sobre El Entenado de Juan José Saer intentando dar cuenta no sólo de las lecturas que guiaron o inspiraron esta ficción y aquéllas realizadas en base a esta novela, sino también las recreaciones de aquellas antiguas crónicas efectuadas por el propio autor. Saer cuenta que fue leyendo la Historia argentina de Busaniche como se topó con las catorce líneas que éste le dedicaba a Francisco del Puerto, el grumete de la expedición de Juan Díaz de Solís que los indios retuvieron durante diez años y liberaron cuando llegó una nueva expedición a la región. Es especialmente la figura de ese grumete cautivo de los indios durante diez años, su posible visión, su experiencia, lo que se intenta dilucidar a través de la escritura. Al azar del hallazgo de esas líneas, se suma otro encuentro, la traducción italiana del libro de Hans Staden, Viajes y cautiverio entre los caníbales. A la ficción, a la recreación, se suma lo real. Lo cierto, lo único cierto una vez pisada tierra extraña es su cuerpo y ese espacio nuevo. La dimensión espacial y la corporal lo abarcan todo, pueblan la mirada del narrador y, por ende, el relato.  La tierra rioplatense y su configuración cumplen una función clave, en ella se sostiene la experiencia única vivida, de algún modo es esa espacialidad y no otra la que propicia esta historia. La relevancia del espacio, tan propia de las crónicas rioplatenses y que se extiende a la literatura argentina decimonónica, sigue produciendo sentido. Saer vuelve a ella y, en base a tal relevancia, construye su zona y crea esa narrativa espacial, marcada por un paisaje y un río que, según el joven de El Entenado, huele a origen