INVESTIGADORES
PETRINOVIC Ivan Alejandro
congresos y reuniones científicas
Título:
La presencia de clastos volcánicos en la secuencias orogénicas de antepaís en el valle Calchaquí: indicadores clave en la evolución geológica de la región?
Autor/es:
DEL PAPA; PETRINOVIC; HONGN; GUZMÁN
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Congreso; XII RAS; 2008
Institución organizadora:
AAS
Resumen:
En depósitos sedimentarios orogénicos que incluyan clastos volcánicos, es común la asignación directa de éstos, a una determinada fuente. Por ejemplo, en el valle Calchaquí, frecuentemente se ha utilizado la presencia y/o ausencia de clastos volcánicos en las secuencias orogénicas como indicadores del ascenso (Reynolds et al., 2000) y formación de barreras orográficas (Coutand et al, 2006). Asimismo se les ha atribuido valor crono-estratigráfico por cuanto su presencia data indirectamente como miocenas a las sucesiones que los contenían (Galli y Hernández, 1999); debido a que durante este período se instalaron una serie de cuerpos magmáticos en el borde oriental de la Puna que comenzaron a denudarse simultáneamente a su emplazamiento. Prueba de esto es la monzonita del Nevado de Acay, cuyo emplazamiento es coetáneo con su exhumación (Haschke et al., 2005). No se han reconocido edades de rocas volcánicas más antiguas que 17 Ma en ésta región (Petrinovic et al., 1999), por lo que su presencia como clastos en las cuencas de antepaís es indicativa de sedimentos más jóvenes que Mioceno Medio. No obstante, la presencia de clastos volcánicos en niveles sedimentarios de edad Eoceno (p. ej. Formación Quebrada de Los Colorados: del Papa et al, 2005), ha inducido con frecuencia a la asignación de edades más jóvenes a esta cuenca o bien a sugerir la existencia de centros magmáticos paleógenos en el borde oriental de la Puna. A partir de estudios petrográficos y geoquímicos realizados en clastos de origen volcánico contenidos en niveles conglomerádicos procedentes de las formaciones Quebrada de los Colorados y Angastaco (Grupo Payogastilla) se discriminaron, al menos, dos fuentes de procedencia para este material. Una parte del material volcánico procede de la denudación de cuerpos volcánicos ordovícicos ubicados en fajas meridionales en el sector oriental de la Puna. La otra fracción procede efectivamente de la denudación de los cuerpos volcánicos miocenos también ubicados en el área oriental de la Puna. Sólo en este segundo caso, su presencia documenta el inicio de la actividad volcánica andina e indirectamente data las sucesiones sedimentarias. La incorrecta asignación de la procedencia volcánica así como la falta de discriminación entre las fuentes volcánicas puede conducir a interpretaciones erróneas tanto en las correlaciones estratigráficas como en la evolución geológica del valle Calchaquí; por ello su discriminación se torna indispensable. Situaciones similares se repiten a lo largo de las cuencas de antepaís del orógeno andino donde existe superposición de arcos magmáticos desde el Proterozoico a la actualidad, por lo que la discriminación de fuentes volcánicas y su correcto valor cronoestratigráfico debieran ser requisitos necesarios de trabajo. et al., 2000) y formación de barreras orográficas (Coutand et al, 2006). Asimismo se les ha atribuido valor crono-estratigráfico por cuanto su presencia data indirectamente como miocenas a las sucesiones que los contenían (Galli y Hernández, 1999); debido a que durante este período se instalaron una serie de cuerpos magmáticos en el borde oriental de la Puna que comenzaron a denudarse simultáneamente a su emplazamiento. Prueba de esto es la monzonita del Nevado de Acay, cuyo emplazamiento es coetáneo con su exhumación (Haschke et al., 2005). No se han reconocido edades de rocas volcánicas más antiguas que 17 Ma en ésta región (Petrinovic et al., 1999), por lo que su presencia como clastos en las cuencas de antepaís es indicativa de sedimentos más jóvenes que Mioceno Medio. No obstante, la presencia de clastos volcánicos en niveles sedimentarios de edad Eoceno (p. ej. Formación Quebrada de Los Colorados: del Papa et al, 2005), ha inducido con frecuencia a la asignación de edades más jóvenes a esta cuenca o bien a sugerir la existencia de centros magmáticos paleógenos en el borde oriental de la Puna. A partir de estudios petrográficos y geoquímicos realizados en clastos de origen volcánico contenidos en niveles conglomerádicos procedentes de las formaciones Quebrada de los Colorados y Angastaco (Grupo Payogastilla) se discriminaron, al menos, dos fuentes de procedencia para este material. Una parte del material volcánico procede de la denudación de cuerpos volcánicos ordovícicos ubicados en fajas meridionales en el sector oriental de la Puna. La otra fracción procede efectivamente de la denudación de los cuerpos volcánicos miocenos también ubicados en el área oriental de la Puna. Sólo en este segundo caso, su presencia documenta el inicio de la actividad volcánica andina e indirectamente data las sucesiones sedimentarias. La incorrecta asignación de la procedencia volcánica así como la falta de discriminación entre las fuentes volcánicas puede conducir a interpretaciones erróneas tanto en las correlaciones estratigráficas como en la evolución geológica del valle Calchaquí; por ello su discriminación se torna indispensable. Situaciones similares se repiten a lo largo de las cuencas de antepaís del orógeno andino donde existe superposición de arcos magmáticos desde el Proterozoico a la actualidad, por lo que la discriminación de fuentes volcánicas y su correcto valor cronoestratigráfico debieran ser requisitos necesarios de trabajo.