INVESTIGADORES
PETRINOVIC Ivan Alejandro
capítulos de libros
Título:
Complejos Volcánicos extintos en la región de la Puna, cartografía y relaciones tectono-magmáticas
Autor/es:
IVAN ALEJANDRO PETRINOVIC
Libro:
Peligriosidad Geológica en Argentina
Editorial:
No Informado
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2005; p. 500 - 505
Resumen:
Se presentan áreas donde se conocen relaciones tectono-magmáticas entre distintas erupciones y actividad incremental en la tectónica regional en tres áreas seleccionadas: Tocomar, Negra Muerta y Aguas Calientes. Todas situadas sobre la traza del denominado “lineamiento Calama-Olacapato-El Toro” (Salfity, 1985), “lineamiento El Toro” (Mon, 1979) o “zona de falla Calama-Olcapato-El Toro” (COT: Riller et al., 2001), el cual coincide espacialmente con la denominada “Cadena volcánica transversal del Quevar” (Viramonte et al., 1984) o “Cadena volcánica transversal Calama-Olacapato-El Toro” (Matteini et al., 2002). Esta última está integrada por 22 centros volcánicos, subvolcánicos y plutónicos (Fig. 6a) con edades comprendidas entre Mioceno Inferior y el Pleistoceno (Fig. 6b). La relación entre la zona de falla COT con éstos centros eruptivos, ha sido objeto de atención en las últimas décadas (Llambías et al., 1985; Matteini et al., 2002; Richards y Villeneuve, 2001; Chernicoff et al., 2002), no obstante en la mayoría de los casos no se argumenta claramente respecto a esta relación  debido a que no se valida la simultaneidad falla-erupción con datos estructurales y geológicos ciertos. En otros volcanes activos, las relaciones tectono-volcánicas son motivo de debate en la actualidad ya que se requiere conocer si potenciales y pequeños sismos o terremotos tectónicos serían capaces de desestabilizar la cámara magmática y desencadenar una erupción. El centro volcánico de Tocomar (Fig. 7) contiene un proyecto geotérmico que ha recibido atención desde antes del plan geológico NOA desarrollado en la década de los 80 y hasta el presente. Las características principales del reservorio se encuentran sintetizadas en Pesce (1999), mientras que las características geológicas del área se resumen en Coira y Paris (1981) y Petrinovic (1994). Recientemente, el área ha recibido nueva atención desde el punto de vista geológico dado que se han reinterpretado algunos depósitos piroclásticos (Petrinovic et al.(a), en revisión). En base a una cartografía estructural y geológica de detalle a escala 1:50.000-30.000, se ha reinterpretado la historia eruptiva (Fig. 7). Este nuevo análisis reafirma el potencial geotérmico del área de Tocomar (destacado en Pesce, 1999) en base al análisis de los depósitos piroclásticos y su relación con estructuras regionales y locales. Para arribar a ésta conclusión, se ha reconocido un depósito freático previamente interpretado a partir de actividad magmática a freato-magmática (Coira y Paris, 1981) en el área. La existencia “per se” de éste tipo de depósitos en un área geotérmica es indicativa de explosiones freáticas a hidrotermales cuya energía está en relación directa con el diámetro de los cráteres originales (Browne and Lawless (2001). Para el área de Tocomar se estima uno o más cráteres originales de ca. 50 m de diámetro por lo que de un análisis comparativo con erupciones freáticas conocidas se estima una energía de aproximadamente 107 – 109 Kj3. Esta energía es indicativa del potencial geotérmico actual del prospecto Tocomar. Por otra parte, este tipo erupciones habitualmente se desencadenan por terremotos o incrementos en la actividad tectónica regional (Zimanowsky, 1998). Al igual que en éstos ejemplos, la erupción freática de Tocomar ha ocurrido como respuesta al incremento en la actividad de la zona de falla COT en un esquema local de transferencia (Fig. 7). Esta actividad ha quedado registrada en el depósito freático como fallamiento sin-deposicional (Fig. 8). Dadas las relaciones de contacto de éste depósito piroclástico con la Ignimbrita Tocomar infrayacente (Fig. 8) datada en 0.5 Ma por Petrinovic et al. (1999), se estima una edad aproximadamente menor para ésta erupción. Otros centro volcánicos Cenozoicos, localizados sobre la misma zona de falla COT muestran similares correspondencias tectono-volcánicas por lo que se interpreta que ésta relación comienza al menos en el Mioceno superior (Petrinovic et al., 1999). Ejemplos de la misma, son las calderas del cerro Aguas Calientes (Petrinovic, 1999) y Negra Muerta (Riller et al., 2001). En ambas, la cartografía de detalle realizada indica una correspondencia entre la/s erupción/es y actividad incremental en la tectónica regional. Por ejemplo, el borde norte de la  caldera del Cerro Aguas Calientes estuvo controlado por la traza de fallas de rumbo NW-SE asociadas a la zona de falla COT (Fig. 7). Por otra parte la caldera de Negra Muerta, muestra un correspondencia entre la composición de los diques (conductos) que alimentaron la erupción del complejo volcánico Negra Muerta (Llambías et al 1985) con la geometría de los planos de falla (Fig. 9). Los diques riodacíticos-riolíticos se encuentran emplazados en fallas normales, mientras que los andesíticos se encuentran alojados en planos de falla riedel, asociados igualmente a la zona de falla COT (Riller et al., 2001). Ambas composiciones se asociaron en la misma erupción a los 7.3-7.6 Ma mostrando la correspondencia entre erupción y fallamiento local (Riller et al., 2001). Del análisis de estos tres centros eruptivos cenozoicos, surge la conclusión de que hay una correspondencia directa entre actividad tectónica y erupciones volcánicas durante el Cenozoico en la región de la Puna. Por ello, la predicitibilidad del modelo en áreas con volcanismo activo, requiere una cartografía estructural detallada incluyendo estudios de  neotectónica y una cartografía detallada de los depósitos volcaniclásticos como base para estudios posteriores y mas detallados que requieren instrumentación y despliegues logísticos de alto impacto (análisis sismológico, gases, interferometría, etc.). La vigilancia volcánica y la evaluación de la peligrosidad de un volcán requiere un trabajo geológico previo a cualquier metodología geoquímica y/o geofísica, caso contrario, los resultados son factibles de ser rebatibles con argumentos concretos de campo.