INVESTIGADORES
FERNANDEZ ALVAREZ Maria Ines
capítulos de libros
Título:
Sostener la vida: las organizaciones de trabajadores y trabajadoras de la economía popular más acá y más allá de la pandemia del COVID 19
Autor/es:
MARÍA INÉS FERNANDEZ ALVAREZ, LAURENS, PAZ Y STEFANETTI, CAMILA
Libro:
Estructura social de Argentina en tiempos de pandemia. Tomo 2: Respuestas estatales, experiencias de trabajadoras/es y estrategias colectivas de resistencia en tres sectores estratégicos,
Editorial:
Imago Mundi-IIGG
Referencias:
Año: 2022; p. 141 - 163
Resumen:
En este capítulo recuperamos los datos producidos en base a dos relevamientos cualitativos que realizamos en los años 2020 y 2021 en el contexto de crisis sanitaria desatada por la pandemia de COVID 19 a partir de entrevistas semie-structuradas a referentes y referentas de organizaciones de trabajadores y trabajadoras de la economía popular. El análisis que proponemos se nutre asimismo de una serie de estudios etnográficos de más largo aliento desarrollados en el marco del Programa Antropología en Colabor. En este marco, hemos venido acompañando procesos de organización de trabajadores y trabajadoras que se definen como parte de la economía popular y actualmente forman parte de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), situados principalmente en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), que representan una amplia diversidad de ramas de actividad y espacios de organización e incluyen cooperativas textiles, de cartoneros, de liberados y liberadas, de refacción de viviendas y trabajo comunitario, entre otras. Si bien las reflexiones que proponemos a continuación refieren a las diferentes ramas y espacios organizativos con las que hemos desarrollado los relevamientos mencionados, en particular nos detenemos en la experiencia de cooperativas y organizaciones que conforman la Rama de Trabajadores Trabajadoras del Espacio Público del Movimiento Evita-UTEP y la Rama de Liberados, liberadas y familiares de detenidos/as del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), con las que las autoras hemos venido desarrollando nuestras investigaciones desde el año 2015 en el primer caso y desde el año 2018 en el segundo. En términos analíticos, nuestras reflexiones se inspiran de una línea de estudios reciente en antropología en torno a las formas en que las personas construyen modos de vida que consideran dignos en los que entran en juego no solo el trabajo remunerado y los intercambios mercantiles, sino también múltiples formas que suelen ser consideradas como no mercantiles o extraeconómicas. En particular, Susana Naroztky y Niko Besnier (2014) proponen partir de la noción de reproducción social para poner en el centro del análisis la continuidad y el cambio de los sistemas colectivos de apoyo a la vida en el sentido más amplio, es decir, tanto en su dimensión más material (alimentación, vestido, vivienda, etc.) como en lo que se refiere a los valores, las nociones fabricadas para producir esta materialidad. Esta perspectiva supone un análisis etnográfico, histórico y culturalmente situado sobre la diversidad de prácticas y procesos involucrados en las diversas formas de "producir vidas dignas de ser vividas" para sí mismos y para las generaciones futuras, no sólo en la dimensión material, sino también en el sentido social, espiritual, afectivo y político. Partiendo de esta perspectiva, sostenemos que recuperando una experiencia acumulada que se prolonga en el tiempo, las organizaciones de la economía popular desarrollaron una forma de hacer y (re)inventarse frente a la pandemia que permitió llevar adelante una serie de estrategias e iniciativas colectivas desde las que fue posible sostener la vida. Inspiradas en el sentido que dió la antropóloga brasileña Lygia Sigaud (2005) a esta noción, hablamos de forma con el propósito de señalar que lejos de prácticas dispersas o asistemáticas en su conjunto estas acciones pueden ser pensadas como un lenguaje social, una metodología creada por las organizaciones para hacer frente a una situación inesperada e incierta. Esta forma condensa una temporalidad contenida en experiencias acumuladas, en tanto las organizaciones pusieron en práctica y recuperaron aprendizajes basados en la lucha de más larga data, que exceden y a la vez incluyen el tiempo de la pandemia y post pandemia. Esta experiencia adquirida permitió (re)inventarse creativamente ante una situación que se presentaba como incierta y ponía en riesgo la vida de las personas tanto en términos sanitarios como en su reproducción material. Sostenemos que ante la quietud del encierro que impuso la pandemia esta forma desarrollada desde las organizaciones puso en movimiento personas, recursos, saberes, estrategias y relaciones que reconfiguran los espacios, tiempos y modos en que las organizaciones realizaban sus actividades garantizando la sostenibilidad de la vida. Ante una situación en la que el resguardo en los hogares se impuso como la forma principal de protección, las organizaciones no se quedaron detenidas ni se recluyeron en el espacio íntimo-doméstico sino que por el contrario continuaron (re)inventando el trabajo y sosteniendo la vida en los territorios.Para desarrollar nuestro argumento el capítulo se organiza en dos apartados. En el primero abordamos los modos en que las organizaciones reinventaron las formas de ganarse la vida. En el segundo analizaremos un conjunto de iniciativas y estrategias desarrolladas para cuidarse y cuidar a otros y otras desplegando redes y lazos comunitarios, afectivos y políticos. Nos interesa mostrar cómo en los dos casos, ambas dimensiones de esta forma -las experiencias acumuladas y su movilidad- se encuentran imbricadas tensionando fronteras entre adentro/afuera, público/privado, productivo/reproductivo.