Cambios históricos en la interpretación del “piso ensenadense”: la validez actual del esquema ameghiniano

SOIBELZON E.; CENIZO, M. M.; TONNI, E. P.; BIDEGAIN, J. C.

Mar del Plata

Congreso; VI Jornadas Geológicas y Geofísicas bonaerenses; 2007

<!-- /* Font Definitions */ @font-face {font-family:Calibri; mso-font-alt:"Century Gothic"; mso-font-charset:0; mso-generic-font-family:swiss; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:-1610611985 1073750139 0 0 159 0;} /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-parent:""; margin-top:0cm; margin-right:0cm; margin-bottom:10.0pt; margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:Calibri; mso-fareast-font-family:Calibri; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-language:EN-US;} @page Section1 {size:612.0pt 792.0pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:36.0pt; mso-footer-margin:36.0pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} --> Son numerosos los yacimientos paleontológicos neocenozóicos ubicados en la provincia de Buenos Aires, algunos conocidos como “localidades clásicas” (e.g. “Toscas del Río de La Plata”). Tal singularidad se fundamenta en su sistemática prospección histórica, su fácil acceso y la relevancia de sus asociaciones fosilíferas. Punta Hermengo, reúne estas características por lo que debería ser considerada una “localidad paleontológica clásica”. La primera referencia vinculada la geología y la paleontología, fue efectuada en 1908 por F. Ameghino. Desde aquel momento, numerosos investigadores realizaron contribuciones (publicadas en el país y en el exterior) referidas a restos paleontológicos provenientes de los acantilados de Punta Hermengo (e.g. C. Ameghino, Moreno y Mercerat, Roth, Kantor, Frenguelli, L. Kraglievich, J.L. Kraglievich, Pascual, Fidalgo, Tonni, Reig, Marshall, Pardiñas, E. Soibelzon). En una reciente campaña de prospección geo-paleontológica, se pudo advertir que más del 70% de la longitud de la secuencia se encuentra cubierta por bloques de roca, desde el nivel de playa hasta su techo. El fin de esta barrera es “evitar” la acción erosiva de las mareas, que actúa desde hace millones de años, formando parte de la dinámica costera. De esta manera, más de cien años de muestreo sistemático están siendo truncados por las necesidades de crecimiento urbano, aparentemente incompatibles con la preservación del patrimonio natural. El tiempo, errores de transcripción mediante, se encargó de desdibujar el nombre original de “Punta Hermenegildo” y esconderlo detrás de un ignoto “Hermengo”. Con el advenimiento de las defensas, el patrimonio paleontológico que atesoran estos acantilados ha corrido la misma suerte.