Identidades y transformación del orden social: actualidad del pensamiento de Alfred Schutz

DANIELA GRISELDA LÓPEZ

Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Otro; Summer School I "Identidad" / Red de cooperación "Nuevas perpectivas de la teoría de la cultura"; 2009

Universidad de Konstanz - Alemania / Instituto de Investigaciones Gino Germani - Argentina

Las concepciones contemporáneas de la democracia radical en torno a lo social y a la constitución de la sociedad, analizan la transformación del orden social valiéndose del concepto de "lo político". El surgimiento de lo político introduce un "desorden" en el orden social instituido. Y es en el surgimiento de lo político, como momento de "alteración" de ese orden, donde las identidades sociales juegan un papel central. Autores como Ernesto Laclau (1985; 1990) y Jacques Rancière (1996), plantean algunas de estas cuestiones. Para estos pensadores, el desacuerdo, el conflicto y el disenso ocupan un rol central porque surgen de una condición ontológica profunda y la reflejan (Critchley y Marchart, 2008: 195). El desacuerdo forma el núcleo de la lógica de lo político y esa dimensión de lo político está vinculada a la existencia de un elemento de hostilidad entre los seres humanos. Existe una desigualdad esencial entre los agentes sociales y la política pasa a ser una actividad que aspira a resolver los efectos de lo político en la vida social. La igualdad de las partes no puede ser presupuesta sino que es lo que pasa a estar en juego. También la comunidad es una falsa evidencia. En términos hobbesianos, podría sostenerse que, se da por sentada la originariedad del conflicto, siendo la paz una conquista segunda y artificiosa. En este marco, la socialidad no sería un fenómeno natural, sino artificial y derivado. Pero la guerra presupone la comunidad, pues la guerra es en su naturaleza misma ruptura de la comunidad. Por otra parte, debe estarme dado el común-estar-con-otros para que la ruptura sea posible. En este sentido, la fenomenología social de Alfred Schutz (1972; 2003), a pesar de su carácter presuntamente despolitizado, ofrece un análisis de la política y el orden social que parte del análisis del carácter apriorístico del vínculo intersubjetivo y de su naturaleza comunitaria. Schutz afirma una relación no beligerante entre los hombres como instancia fundante del orden social y considera el conflicto como un momento segundo y derivado. Esa comunidad conlleva una incuestionable igualdad. Toda desigualdad será una variación de la igualdad prescripta apriori. La comunidad es el sustrato fundante de la política (Belvedere, 2006: 122). Y, como consecuencia, lo político aparece como construcción de un orden en la esfera mundana que se rige por el igualitarismo. El igualitarismo es tomado como norma por los distintos grupos o identidades sociales. Por eso la política, aunque se constituye en el fondo de algo ya dado, jamás dejará de ser creación, pues se trata de plasmar a cada instante en el suelo de la historia aquella igualdad primordial que la precede.Una versión modificada de esta ponencia fue publicada en la Revista Cuadernos de Filosofía Latinoamericana